HIROSHIMA
En la estación de
Himeji esperando al tren bala para trasladarnos a la estación de
Hiroshima. En el andén marca el número del vagón que va a parar y
exactamente la puerta de entrada queda enfrente.
En el viaje. Los
asientos se pueden girar y así conversar más amenamente
Muy cerca de la estación de Hiroshima
subimos en un tranvía que nos dejó en la misma Plaza de La Paz
Hiroshima (広島), en la
región de Chugoku,
es tristemente conocida por ser la ciudad donde cayó la
bomba atómica el 6 de agosto de
1945, la primera de las que se lanzaron contra objetivos japoneses.
Y justamente
el Parque de la Paz,
zona donde cayó la bomba en 1945, es uno de los puntos más emblemáticos
de la ciudad.
El
Parque
Conmemorativo de la Paz
(平和記念公園, Heiwa Kinen Kōen) era, antes de la caída de la bomba
atómica, el centro financiero y político de la ciudad. Hoy es el lugar
donde aprender sobre lo sucedido y recordar a las víctimas.
El Parque
Conmemorativo de la Paz, de más de 122 000 metros cuadrados, está
dedicado al legado de Hiroshima como la primera ciudad del mundo en
sufrir un ataque nuclear y a la memoria de todas las víctimas de la
bomba.
Las obras se
completaron en 1954 y el diseño del parque corrió a cargo del famoso
arquitecto japonés Tange Kenzo.
Tange es también el responsable de la sede de la Fuji TV en Odaiba, del
Gimnasio Nacional de Yoyogi o del Gobierno Metropolitano de Tokio,
entre muchos otros.
Este parque, que en
inglés verás escrito como
Peace Memorial Park, se
construyó en una zona arrasada por la bomba que antaño había sido el
distrito de Nakajima. Este distrito era el centro neurálgico de la
ciudad de Hiroshima y su corazón político, administrativo y comercial.
Hoy en día en el parque puedes ver gran
cantidad de monumentos, museos, monumentos de homenaje, etc., que
recuerdan el ataque nuclear y sus consecuencias. Y es precisamente en
este parque donde cada 6 de agosto, por el aniversario de la bomba, se
realiza la Ceremonia Memorial de la Paz.
Otro monumento del Parque Conmemorativo
de la Paz en Hiroshima es el
Cenotafio Conmemorativo,
que conmemora a las 200 000 víctimas de la bomba atómica. El cenotafio,
obra también de Tange Kenzo, se inauguró en 1952, el día del 7º
aniversario de la bomba y se encuentra prácticamente en el centro del
parque.
La
Llama de la Paz se encendió el 1 de agosto de 1964 y no ha dejado de
arder desde entonces. Es otro homenaje más a las víctimas de
Little Boy en este parque tan especial. Y
tiene, además, otro significado: permanecerá
encendida hasta que todas las bombas nucleares de nuestro planeta hayan
sido destruidas y estemos libres de la amenaza de aniquilación
total nuclear.
El
diseño del pedestal, obra también del arquitecto Tange Kenzo, sugiere
dos manos juntadas a la altura de la muñeca y con las palmas dobladas de
forma que éstas apunten hacia el cielo. Expresa así las condolencias por
las víctimas así como el deseo de la abolición de todas las armas
nucleares y de una paz mundial duradera.
Está compuesto por una estructura de piedra que contiene los nombres de
todas las personas que murieron a causa de la bomba, independientemente
de su nacionalidad. Los nombres se van añadiendo cuando alguien
relacionado con alguno de los muertos lo solicita.
Por encima, cubriéndolo, hay una
estructura de cemento con forma de arco que sirve para dar cobijo a las
almas de las víctimas. Según información oficial de la ciudad de
Hiroshima, el 6 de agosto de 2015 el registro de nombres contenía 108
volúmenes con un total de 297 684 nombres, con un volumen adicional de
personas sin identificar. Para que puedes comparar, en 2001 el número de
volúmenes era de 77 y había 221 893 nombres.
El
cenotafio tiene tallada una inscripción que dice 安らかに眠って下さい 過ちは
繰返しませぬから, o traducido, «descansad en paz,
pues el error jamás se repetirá». Esta frase, obra de Saika
Tadayoshi, profesor de literatura inglesa de la Universidad de
Hiroshima, no lleva sujeto en japonés. Por eso, la traducción es lo
bastante ambigua para referirse a que «nosotros jamás repetiremos el
error» o «ellos jamás repetirán el error».
Cuando te sitúas justo delante del cenotafio, la estructura con forma de
arco enmarca el Estanque de la Paz, la Llama
de la Paz y la Cúpula de la Bomba Atómica, ya que están
perfectamente alineados. La imagen que ofrece es preciosa y, a la vez,
sobrecogedora.
Este monumento se encuentra frente al
llamado estanque de la paz. Tras rodearlo por la
izquierda y girar en esa misma dirección, llegamos al
cenotafio para las
víctimas coreanas de la bomba atómica.
Se estima que murieron unas 20.000. Eran una quinta parte de los que
vivían en la ciudad. Mayormente, trabajadores forzosos, pues la
península de Corea era colonia japonesa desde 1910.
El cenotafio, en forma de tortuga,
está decorado con símbolos nacionales coreanos. Su inscripción reza así:
“Almas de los fallecidos cabalgad hasta los cielos sobre conchas de
tortugas”. Pretende honrar no sólo la memoria de los
coreanos aniquilados y de los supervivientes, sino a todas las
víctimas del colonialismo nipón.
El
Monumento a la Paz de los Niños
(原爆の子の像 o Genbaku no Ko no Zō) es otro
monumento de los muchos que hay en el Parque Conmemorativo de la Paz. Al
igual que ocurre con la Cúpula de la Bomba Atómica, es uno de los
monumentos más visitados de la ciudad, en este caso porque recuerda la
triste historia de la niña Sadako Sasaki.
Existe en Japón la bonita tradición de que, si haces 1000 grullas de
origami,
los kami o deidades te concederán un deseo.
Esto es así porque, en Japón, la grulla es un
ser mitológico que vive 1000 años.
De
aquí surge la costumbre del
senbazuru
(千羽鶴) o mil grullas, que también se regala cuando hay un nacimiento,
porque otorga una vida larga y próspera. Y no sólo en nacimientos, sino
que también se regala en bodas (porque otorga mil años de felicidad
conyugal), etc. Así que este conjunto de grullas de papel es, en
realidad, uno de los amuletos más arraigados en Japón.
Esta tradición se popularizó gracias a la niña Sadako Sasaki, que tenía
tan sólo 2 años cuando explotó la bomba. Debido a la radiación, se le
diagnosticó leucemia en 1955 y fue hospitalizada. En el hospital
fue donde otro enfermo le habló de esta tradición y ella decidió hacer
estas mil grullas para pedirle a los kami su
recuperación. Sin embargo, pese a que completó sus mil grullas —de hecho
siguió haciendo más—, Sadako murió en octubre de 1955. Ante el mazazo
que supuso su muerte, sus amigos y compañeros de clase decidieron hacer
un llamamiento para construir un monumento
que sirviera para conmemorar a todos los niños que murieron a causa de
la bomba atómica.
Con el apoyo de más
de 3100 escuelas, no sólo japonesas sino también de otros nueve países,
se consiguió el dinero suficiente para construir una escultura de 9
metros de alto, que también recibe el nombre de «torre de las mil
grullas». La construcción se completó el 5 de mayo de 1958.El Monumento
a la Paz de los Niños, obra de los artistas japoneses Kikuchi Kazuo e
Ikebe Kiyoshi, tiene una construcción sencilla: un pedestal de tres
patas sobre el que se sitúa la figura en bronce de la propia Sadako, que
sostiene una grulla de origami. En lados
opuestos del pedestal verás las figuras suspendidas de un niño y de una
niña, que simbolizan un futuro brillante y esperanza.
Debajo de la estructura principal verás una
grulla de origami hecha de bronce que sirve
de campanilla, como si fuera una campanilla
furin, tan típicas del verano japonés. Colgando de esta
campanilla hay incontables grullas de origami,
por supuesto. Cada año, y provenientes de todo el mundo, se reciben
miles de grullas de origami en este
monumento, sobre todo en los días alrededor del aniversario de la bomba
atómica. Para ello, existen alrededor del monumento unas
estructuras que albergan estas miles de grullas de
origami de todos los colores. En ellas
puedes leer la inscripción 平和 o heiwa, con
un kanji escrito sobre cada ala, que
significa «paz».Asimismo, en los días previos a cada aniversario también
suele haber una gran grulla de origami al
lado del monumento, para que todos los visitantes puedan dejar su
mensaje de paz y de recuerdo a los niños que murieron a causa de la
bomba. Como todo lo que hay en este parque, este monumento sobrecoge, y
más si vas en los días alrededor de alguno de los aniversarios de la
caída de la bomba.
Reloj de La Paz.
Se construyó para que cada día a las 8:15 horas de la mañana (la hora a
la que se lanzó la bomba) emita un sonido en memoria de todas
las víctimas y para recordar los errores cometidos y no
cometerlos más.
Montículo funerario conmemorativo de la
bomba atómica. Estamos ante
Burial Mound, túmulo
funerario que comenzó a construirse en 1946. En sus entrañas, otra vez
la madre tierra alberga cenizas de 70,000 muertos. La única puerta que
permite acceder a su interior está cerrada y solo se puede franquear en
contadas ocasiones. He leído testimonios estremecedores de personas que
han podido traspasarla y gracias al vídeo enviado por la señora Tomoko
Aikawa, presidenta de la Fundación Sadako, he apreciado que las cenizas
están depositadas en pequeños cilindros blancos de porcelana. Los
primeros que se ven, unos pocos miles tienen escritas letras en japonés,
ya que son los restos que se han identificado y, de estos, 814 han sido
requeridos por sus familiares, por lo que, pasado tanto tiempo,
difícilmente van a ser ya reclamados y allí reposarán para siempre.
El sonido más repetido en el
Parque de la Paz es el de una campana.
Se trata de la Campana de la Paz, financiada por la asociación de
víctimas de la bomba atómica. Tiene un grabado de un mapa del mundo sin
fronteras dibujadas para velar por la unidad y la paz mundial. Golpear
la campana es algo simbólico que hacer en Hiroshima para intentar tener
un mundo mucho mejor.
Sala Nacional
Conmemorativa de la Paz.
Un esfuerzo para recordar y honrar el sacrificio de las víctimas y la
expresión del deseo real de Japón de una paz duradera. Incluye la
Sala de la Memoria y en la entrada
hay un reloj de gran tamaño parado a las 8:15, la hora a la que la bomba
estalló.
Conmemora los 6.300 alumnos fallecidos por
la bomba atómica. Se encuentra del otro lado del río, en el
Parque Memorial de la Paz. Pequeño y
apartado, conmemora a los estudiantes que trabajaron para
ayudar a los sobrevivientes en los escombros de una ciudad
destruida.
Otra cosa que hacer en Hiroshima en
relación con la bomba atómica es visitar el puente donde tenía que
estallar. Los americanos tenían
el puente Aioi como punto
de mira porque era fácilmente reconocible desde el aire. Finalmente,
la bomba no cayó allí pero la estructura quedó gravemente dañada.
De hecho, en el Museo de la Paz puedes ver un trozo de viga del
original. Desde 1983 se puede cruzar la reconstrucción, que
imita al original.
La
Cúpula de la
Bomba Atómica o Genbaku Dōmu
(原爆ドーム) es, posiblemente,
el monumento conmemorativo más conocido de la ciudad de Hiroshima y del
Parque Conmemorativo de la Paz. De hecho, casi podría decirse que es uno
de los más conocidos en el mundo, por su triste historia.
En realidad, hoy en
día estas ruinas reciben el nombre oficial de Conmemoración de la Paz de
Hiroshima (広島平和記念碑 o Hiroshima heiwa kinenhi).
S¡in embargo, comúnmente se le da el nombre de Cúpula de la Bomba
Atómica. Estas ruinas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en
1996 por la UNESCO.
Sinceramente es una
de las visiones más espeluznantes de las que tenemos recuerdo. Porque
resulta muy diferente verlo en fotos y caminar a su alrededor y sentirlo
cerca. Pensar, incluso, «aquí mismo, hace años, explotó una bomba
atómica vaporizando a miles y miles de personas al instante».
Es suficiente para
que se te pongan los pelos de punta y un sudor frío te recorra la
espalda, como nos ocurrió a nosotros. Y si visto de día impresiona, si
te acercas de noche resulta aún más duro. Quizás sea por la iluminación
especial que tiene, o porque resulta más fantasmagórico, pero sin duda
no deja indiferente.
La
historia del edificio es tristemente conocida. Fue diseñado por el
arquitecto checo Jan Letzel e inaugurado en 1915 como la
Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima,
con el objetivo de promover la venta de bienes producidos en Hiroshima.
El
edificio, de estilo europeo y 25 metros de alto, tenía tres plantas
construidas a base de ladrillo más un núcleo central de 5 plantas.
Además, estaba coronado por una cúpula en cobre sobre un entramado de
acero, que tras la explosión quedó a la vista, como se puede comprobar
en las imágenes.
Más
adelante su nombre cambió dos veces, primero a Sala de Exposición de
Productos de la Prefectura de Hiroshima y posteriormente a
Sala de Promoción Industrial de la Prefectura
de Hiroshima.
¿Y por qué se hizo
famoso este edificio, o más bien, lo que queda de él? Porque
fue la única estructura que quedó en pie cerca del hipocentro de la
bomba. De hecho, la bomba Little Boy
explotó casi encima del edificio: el hipocentro estuvo a 150 metros de
distancia y 600 metros de altitud.
Por supuesto, sólo
quedó su esqueleto y algunos muros de ladrillo. Cuando la bomba explotó,
el inmenso calor consumió el edificio por completo, matando a todas las
personas que se encontraban en él y haciendo que techos y suelos se
hundieran, así como la gran mayoría de paredes interiores de la segunda
planta hacia arriba.
Pero como el
impacto fue desde arriba y casi totalmente en vertical, los cimientos de
la sección central bajo la cúpula permanecieron en pie, así como la
estructura interna de soporte del edificio que, desde entonces, quedó a
la vista.
Curiosamente, cuando se empezó a planificar la reconstrucción de
Hiroshima la idea que se tenía era la de demoler este edificio, al igual
que el resto de ruinas que había por toda la ciudad. Pero entonces
empezó la controversia: había quienes querían demolerlo, sí, pero
comenzaron a surgir que abogaban por mantenerlo en pie como un símbolo
de paz y de recuerdo a las víctimas.
Finalmente se decidió mantenerlo en pie y se integró en el Parque
Conmemorativo de la Paz, cuya construcción finalizó en 1954. En 1966 el
ayuntamiento de Hiroshima aprobó la
preservación a perpetuidad de la Cúpula de la Bomba Atómica. Y
desde entonces, aunque el parque está repleto de sitios interesantes que
ver, estas ruinas son su principal atracción.
Hoy
en día, lo que ves es exactamente lo mismo
que quedó en pie tras la detonación de la bomba. Solamente se
han hecho un par de intervenciones mínimas para asegurar la integridad
estructural del edificio. Así puedes, las ruinas que ves en el parque
son exactamente las que quedaron en pie aquel fatídico 6 de agosto de
1945.
Otra de las visitas casi obligadas si pasas por Hiroshima en tu viaje
por Japón es el
Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
(広島平和記念資料館 o Hiroshima Heiwa Kinen Shiryōkan).
En el podrás ver explicaciones detalladas sobre los acontecimientos
ocurridos antes, durante y después del 6 de agosto de 1945.
Es,
posiblemente, uno de los museos más difíciles de ver en los que hemos
estado jamás, al nivel del
Museo de la Paz de Nagasaki.
Porque su visita es una experiencia muy intensa que se te agarra a las
entrañas y raro es que las lágrimas no se te escapen a medida que
avanzas por las diversas exposiciones.
El
museo estuvo en obras entre 2014 y 2019, pero no cerró por completo, ya
que mantuvo una parte abierta. Así, todos los turistas que visitaban
Hiroshima podían aprender un poco más sobre el legado de la ciudad.
El Museo
Conmemorativo de la Paz recoge el testigo de una exposición que se
inauguró en 1949 en Hiroshima con materiales relacionados con la bomba
atómica. Tras la construcción del Parque Conmemorativo de la Paz se
construyó este museo que fue inaugurado en agosto de 1955.
Tange Kenzo, responsable del diseño y planificación del parque, fue
también el arquitecto de este museo. El afamado arquitecto diseñó el
edificio principal sustentado sobre pilotes, de forma que el espacio
entre el terreno y el suelo elevado del edificio simbolizara el poder
del ser humano para resurgir de las cenizas.
En
1994, para mejorar las colecciones y poder tener más espacio para educar
para la paz, el museo se renovó y ahora mismo está dividido en 2 áreas,
el ala este (nueva) y el edificio principal. En el ala este se explica
la historia de Hiroshima antes y después de la bomba atómica mientras
que en el edificio principal se centra en el daño que causó la bomba.
De
lo que más sorprende del museo es que en él tienes explicaciones acerca
de los antecedentes militares de Japón. Algo bastante difícil de ver en
Japón, ya que no siempre se reconoce el pasado militarista del país y su
propia responsabilidad.
Luego puedes ver por qué la bomba detonó en Hiroshima y no en otra
ciudad. Verás explicaciones acerca de por qué se escogieron ciertos
blancos, con el fin de conseguir una mayor destrucción y probar así la
viabilidad de este tipo de bomba como arma. Luego hay explicaciones de
diversos aspectos científicos y consecuencias médicas de la exposición a
la radiación de una bomba atómica.
Durante toda la visita, además, podrás
ver muchas, muchísimas fotos de cómo era Hiroshima antes y cómo quedó
después. También tienes una réplica a tamaño real de la bomba, que sí,
sabemos que pese a ser sólo una réplica, la miras y se te ponen los
pelos de punta.
Asimismo, puedes ver maquetas de la ciudad antes y después de la
explosión que hablan por sí mismas, ya que tras la explosión sólo
quedaron en pie unas pocas estructuras. También hay expuestos objetos
reales que pertenecieron a personas que murieron tras la explosión de la
bomba, con explicaciones muy duras de los síntomas que tuvieron a los
pocos días de la explosión. Ver relojes parados para siempre a las 8:15,
hora de la explosión, y pensar que para tantas personas la vida se acabó
a esa hora en 1945 te deja, sin duda, tocado.
Además, todo muy bien explicado y lo de poner nombres y apellidos a
muchas de las historias que cuentan en el museo hace que sea todo mucho
más real. Más real pero también más duro, por supuesto.
El
Museo de la paz de Hiroshima está abierto de 08:30 a 18:00 horas (de
marzo a noviembre) y de 08:30 a 17:00 horas (de diciembre a febrero).
Durante el mes de agosto abre de 08:30 a 19:00 horas y la entrada cuesta
200 yenes.
Terminada la visita en el Museo y
atardeciendo tomamos el tranvía Hiroden nº 2 desde el Parque de la Paz
de Hiroshima hasta la estación de Hiroden-Miyajimaguchi (40 minutos, no
incluido en el JR Pass). Llegamos al anochecer al puerto.
Miyajima se encuentra a diez minutos en
ferri dei embarcadero del puerto de Miyajimaguchi. Existen dos
empresas de ferris en llevarte a la isla: JR y Matsudai. Nosotros
embarcamos en el ferri de JR ya que está
incluido en el JR Pass,. Se paga una pequeña tasa por entrar en
la isla. Cuando caminas desde la estación del tranvía, el ferri de JR
está a la derecha, pero está bien indicado para que nadie se pierda.
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