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NIKKO A primera hora de la mañana nos trasladamos en el JR Tohoku Shinkansen de Tokio a la estación de Utsunomiya. Después, tomamos la línea JR Nikko hasta la estación de Nikko. Enfrente de la estación de Nikko subimos a un autobús hasta la parada donde se encuentra el puente Shinkyo. A partir de aquí comenzamos la visita.
El puente Shinkyo o puente sagrado, situado un kilómetro monte abajo, es otra de las atracciones más turísticas de Nikko. Además, también forma parte del santuario Futarasan, a pesar de la distancia a la que se encuentra. El puente actual data de 1636, aunque se sabe que mucho antes ya había un puente en este mismo lugar. Y un dato curioso: hasta 1973 no se podía acceder al puente. Actualmente, no sólo puedes admirarlo, sino que pagando una entrada, puedes incluso cruzarlo.
El puente Shinkyo es, en teoría, uno de los tres puentes más bellos según los japoneses, junto al puente Kintaikyo de Iwakuni y el puente Saruhashi de Yamanashi. Sí es cierto que la naturaleza que lo rodea es espectacular y que la vista con el río de color turquesa, el marrón o verde de la vegetación y el rojo del puente es preciosa.
Justo en frente del puente se encuentra la subida al recinto de los templos en Nikko.
Por este monumento entramos al recinto de los templos
El primer complejo de templo que visitamos es el de Rinno-ji. Más que un simple templo, el Rinno-ji es todo un complejo religioso. El sitio tiene 15 edificios budistas y fue construido en 766 en el corazón de las montañas. Durante mucho tiempo ha atraído a los monjes en búsqueda de la soledad.
En este complejo se encuentra el jardín tradicional Shoyo-en: Este jardín data de mediados del siglo XVII y fue el jardín privado del príncipe imperial Shucho (1634–1680) cuando este era el monje de más alto rango y jefe del templo Rinnoji. Está diseñado para parecerse a las orillas del lago Biwa, cerca de Kioto, donde el príncipe pasó gran parte de su infancia. Ha sido famoso por su belleza desde que se construyó y muchas personas famosas lo han visitado. Ulysses S. Grant, decimoctavo presidente de los Estados Unidos, lo visitó en 1871. El jardín es particularmente hermoso cuando las hojas de arce cambian de color en otoño. El jardín Shoyoen está diseñado para que el visitante pueda disfrutar de toda la belleza natural de Nikko en un solo lugar. Su diseño incorpora la hermosura paisajística del monte Nantai en la distancia, y las piedras que se usan en todo su recinto fueron obtenidas de las montañas y los ríos de Nikko.
Continuamos por esta explanada hasta llegar al Santuario Toshogu. Es el lugar donde yace Tokugawa Ieyasu, el fundador del shogunato Tokugawa que gobernó Japón durante 250 años hasta el 1868. Ieyasu está consagrado en el Santuario Toshogu como la deidad Tosho Daigonen, “La gran deidad de la luz resplandeciente del este”. Al principio era un mausoleo bastante común pero el nieto de Ieyasu, Iemitsu, lo amplió convirtiéndolo en un complejo espectacular como el que se puede ver hoy en día a mediados del siglo 17. El complejo de este santuario tan meticulosamente decorado consiste en más de una docena de edificios situados en un bosque. Estos edificios están decorados con innumerables figuras talladas en madera y grandes cantidades de láminas de oro de una forma que no podrás ver en ninguna otra atracción de Japón, donde la sencillez ha sido un pilar fundamental en la arquitectura de los santuarios. Al visitar este santuario os daréis cuenta de que el Santuario Toshogu tiene elementos sintoístas y budistas. Fue común hasta el Período Meiji que los lugares de culto tuvieran elementos de ambas religiones, luego el sintoísmo fue separado del budismo deliberadamente. Por todo el país se fueron quitando los elementos budistas que había en los santuarios y viceversa, pero en el Santuario Toshogu las dos religiones estaban tan mezcladas que resultó imposible eliminar todos los elementos budistas. Cruzamos el Tori de piedra que nos da la bienvenida al lugar. Justo al atravesarlo, a mano izquierda veremos la pagoda Gojunoto de cinco pisos de altura.
Pagoda Gojunoto:
Por encima de los demás edificios de Toshogu, hay uno
particularmente notable que incluye una pagoda de cinco pisos enfrente
de la puerta de la entrada principal. El pilar principal de la pagoda
cuelga diez centímetros por encima del suelo, una característica muy
interesante instalada para combatir el encogimiento y alargamiento de la
madera a lo largo del tiempo. El interior de la pagoda
solo se abre periódicamente a los turistas y hay que pagarla a parte.
La área de pago empieza en la puerta de entrada. Nada más entrar encontrarás un grupo de almacenes muy peculiares. De las muchas tallas de madera que decoran estos almacenes, el más famoso es el de “no veo, no hablo, no escucho” escenificados con tres monos que se tapan los ojos, la boca y las orejas respectivamente.
Tras subir unos pocos escalones te flanquearán dos edificios achatados: Shoro a tu derecha y Koro a tu izquierda, que datan del año 1635. El primero guarda las campanas que se tañen en el templo, el segundo el tambor ritual. Aunque son menos llamativas que las del Mausoleo Taiyuin, tienen un atractivo innegable.
Entre las torres Shoro y Koro el camino sigue en una pequeña escalera hasta una puerta que seguro habrá llamado tu atención, se trata de Yomeimon, una de las puertas más bonitas de Japón. Está decorada con más de 500 tallas de madera que representan personajes ilustres, hechos históricos, cuentos y juegos infantiles. Si te fijas, una de las 12 columnas de Yomeimon contiene los motivos decorativos invertidos. Esto se hacía en muchos edificios importantes porque se cree que la perfección atrae el mal, sí que habitualmente se dejaba alguna imperfección de forma intencionada. Aunque casi toda tu atención la va a captar Yomeimon, a derecha e izquierda se extiende Kairou, un muro de madera adornado con detalles y relieves que tampoco te puedes perder en el santuario Toshogu de Nikko.
Tras Tras atravesar la puerta Yomeimon encontramos la puerta Karamon que da paso al Honden y el Haiden. El Honden es el salón principal del santuario mientras que el Haiden es el salón de plegarias. Llegados a este punto debemos quitarnos los zapatos y no está permitido hacer fotografías.
A la derecha del edificio principal se encuentra la puerta Sakashitamon cuyo lindel alberga la famosa talla del Nemurineko (gato durmiente). La puerta Sakashitamon da comienzo a una gran subida de escaleras que se dirigen hacia el Mausoleo de Tokugawa Ieyasu. Se tardan unos cinco minutos aproximadamente en subir una escalera de piedra de 207 peldaños. Durante la ruta de peregrinación, con árboles a ambos lados, se respira un ambiente tranquilo que nada tiene que ver con la pompa de los edificios
Por este camino repleto de lámparas de piedra, que se encuentra a la derecha según se sale del Templo Toshogu se encuentra El santuario Futarasan
El camino que une el santuario Futarasan con el santuario Toshogu es espectacular, con decenas de grandes árboles milenarios y enormes lámparas tradicionales de piedra. Pasear por allí es una maravilla, incluso aunque sea difícil estar solos, ya que es muy popular.
El santuario Futarasan fue fundado en 782 y está dedicado a los tres kami o montañas sagradas de Nikko: el monte Taro, el monte Nyoho y el monte Nantai. De hecho, a menudo se usa el término Futarasan para referirse al monte Nantai, de ahí el nombre del santuario. Asimismo, esta es la razón por la que hay dos santuarios Futarasan más en la zona de Okunikko: uno en la base del monte Nantai, en la costa norte del lago Chuzenji, y otro en la cima del monte Nantai. El santuario Futarasan fue fundado por el monje Shodo Shonin, monje que también fundó el cercano templo Rinnoji de Nikko. Como tantos otros lugares de culto de Japón, mezclaba elementos sintoístas y budistas. No fue hasta la Restauración Meiji cuando se convirtió plenamente en santuario sintoísta, despojándose de todo aspecto budista. El complejo del santuario ocupa un espacio de 3400 hectáreas, con pequeños recovecos, jardines y una vegetación impresionante. Además, está rodeado de grandes árboles milenarios, muchos de los cuales se consideran sagrados y, por lo tanto, tienen cuerdas shimenawa a su alrededor.
Terminada la visita por los templos, tomamos un autobús para acercarnos a visitar La cascada Kegon, a veces catarata Kegon (en japonés, 華厳滝, Kegon no Taki) es una gran caída de agua permanente de Japón que se encuentra en el lago Chuzenji (la fuente del río Oshiri), dentro del Parque nacional de Nikkō, en la ciudad de Nikkō, en la prefectura de Tochigi. La cascada, con 97 m de altura, es una de las tres cataratas más bonitas del Japón (las otras dos son las cascada Nachi y la cascada Fukuroda). La cascada se formó hace unos 20 000 años cuando el río Daiya fue desviado por los flujos de lava del volcán Nantai. Otras doce cascadas más pequeñas están situadas detrás y a los lados de la cascada Kegon, fluyendo el agua a través de numerosas grietas entre la montaña y los flujos de lava.
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