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LOS CASTILLOS de NEUSCHWANSTEIN y HOHENSCHWANGAU Salimos hacia los castillos desde la ciudad de Munich que se encuentran a unos 127 Kms. Buena carretera. En poco más de una hora llegamos al pueblo de Schwangau , donde se encuentran situados estos dos castillos.
Su ubicación es muy cercana el uno del otro
El castillo de Hohenschwangau (en alemán: Schloss Hohenschwangau, lit. «castillo del Gran Condado del Cisne») fue la residencia de infancia del rey Luis II de Baviera y fue construido por su padre, el rey Maximiliano II de Baviera. Se encuentra en el pueblo de Schwangau cerca de la ciudad de Füssen, perteneciente al condado de Ostallgäu en el sudoeste de Baviera, a 127 km de Múnich. Se encuentra muy cerca de la frontera con Austria. El castillo de Hohenschwangau fue construido donde se situaba la antigua fortaleza de Schwanstein, que databa del siglo XII. Una familia de caballeros se hizo cargo de la construcción de la fortaleza medieval. Tras abdicar los caballeros en el siglo XVI, la fortaleza cambió de manos en diversas ocasiones. El deterioro de la fortaleza continuó hasta que finalmente quedó en ruinas a inicios del siglo XIX. En 1829 el príncipe Maximiliano (futuro rey Maximiliano II de Baviera) descubrió el histórico lugar y reaccionó con entusiasmo por la belleza del entorno. Adquirió la propiedad en 1832. Un año después empezó la reconstrucción del castillo, de manera interrumpida hasta 1837. El arquitecto a cargo, el muniqués Domenico Quaglio, fue el responsable del estilo neogótico del diseño exterior. Hohenschwangau fue el lugar oficial de veraneo y de práctica de caza de Maximiliano, su esposa María de Prusia y sus dos hijos Luis (futuro Rey Luis II de Baviera) y Otto (Rey Otto I de Baviera). El joven príncipe pasó aquí sus años de adolescente: el rey y la reina vivían en el edificio principal y sus hijos en el adyacente. El rey Maximiliano murió en 1864 y su hijo Luis le sucedió en el trono, trasladándose a la estancia que su padre tenía en el castillo. Como Luis nunca se casó, su madre continuó viviendo en la misma planta. El rey Luis II de Baviera disfrutó viviendo en Hohenschwangau, especialmente después de 1869 cuando se inició la construcción de su propio castillo, Neuschwanstein, a partir de una piedra que provenía del castillo de la familia.
El castillo de Hohenschwangau, a la derecha del pueblo, visto desde el castillo de Neuschwanstein.
Dejamos el autobús en el aparcamiento del pueblecito situado junto al lago. La mayor parte de los edificios son hoteles, restaurantes y tiendas de recuerdos.
Comimos en un restaurante situado junto al Castillo de Neuschwanstein. Tras la comida visitamos el Castillo. Justo en este momento el día nublado y con lluvia.
El castillo de Neuschwanstein (pronunciación: nɔʏˈʃvaːnʃtaɪ̯n) (en español: "Nuevo Cisne de Piedra") está situado en el estado federal de Baviera cerca de Füssen, Alemania. Su construcción fue ordenada por Luis II de Baviera, el «rey loco», en 1866. Su nombre original era «Nuevo castillo de Hohenschwangau»,1 en honor del castillo donde el rey pasó gran parte de su infancia. El nombre fue cambiado después de la muerte del rey. Es el edificio más fotografiado en Alemania y uno de los destinos turísticos más populares en ese país, con 1,4 millones de visitantes anuales. El castillo de Neuschwanstein se construyó en una época en que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico. Nació en la imaginación de Luis II como una pura fantasía romántica de un castillo medieval idealizado. El castillo es una composición de torres y muros que pretendía armonizarse con las montañas y los lagos. Está situado sobre el desfiladero de Pöllat en los Alpes Bávaros y se alza sobre el castillo de Hohenschwangau y los lagos Alpsee y Schwan. Combina eclécticamente varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de artesanía no menos fantásticas. Su diseño no es funcional, sino estético, siendo en buena medida el producto de la mente de un escenógrafo teatral. Por dentro, además de continuas referencias a leyendas y personajes medievales como Tristán e Isolda o Fernando el Católico, contiene una completa red de luz eléctrica, el primer teléfono móvil de la historia (con una cobertura de seis metros), una cocina que aprovechaba el calor siguiendo reglas elaboradas por Leonardo da Vinci y vistas a los paisajes de los Alpes Bávaros, incluyendo una cascada que el monarca podía contemplar desde su habitación.
Desde la terraza del Castillo se divisa esta bonita panorámica. En el interior está prohibida todo tipo de fotografía.
A 15 minutos paseando se llega a este puente donde disfrutamos de unas bonitas vistas del castillo
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