INNSBRUCK
Desde Alemania
pasamos hacia Innsbruck por una bonita carretera y unos paisajes
sorprendentes de los Alpes. Ya estamos en la zona del Tirol.
Innsbruck
siempre sorprende, una ciudad con una gran historia, majestuosos
edificios y palacios, dos veces sede de los Juegos Olímpicos de
Invierno, y rodeada de impresionantes montañas y de un paisaje
típico tirolés salpicado de pintorescos pueblos.
Una ciudad del siglo XXI con obras arquitectónicas de vanguardia en
perfecta armonía con sus monumentos históricos, una ciudad de
congresos con modernos sistemas de transporte: la reciente
renovación de los funiculares “Nordkettenbahnen”
permite ahora llegar desde el centro de la ciudad a 2.300 m de
altitud en tan solo 20 minutos.
La Calle principal de Maria-Theresien-Strasse
:
Con
una historia de más de 700 años, en sus inicios esta calle se
hallaba situada en las afueras de la ciudad, en la parte "nueva". El
centro antiguo estaba rodeado por una muralla y el único acceso
desde las afueras al centro era por la puerta "St. Jörgen Tor".
Pronto la calle fue habitada por familias nobles que buscaban
establecerse cerca de las familias dirigentes de la ciudad. Estas
primeras edificaciones fueron transformadas en auténticos palacios
durante la época barroca. Afortunadamente, muchos palacios se han
conservado, como el Palais Gumpp, antigua sede del parlamento
tirolés, o el Palais Trapp con su encantador patio interior y café.
La columna de Santa Anna "Annasäule", la capilla Georgskapelle en el
parlamento y el arco de triunfo son otros testimonios de un gran
pasado que conviven en perfecta armonía arquitectónica con
construcciones nuevas como los grandes almacenes Kaufhaus Tyrol o la
zona comercial del nuevo ayuntamiento "Rathauspassage".
El arco de triunfo
situado al final de la calle Maria-Theresien-Strasse fue construido
bajo el mandato de Maria Theresia después del enlace matrimonial de
su hijo Leopoldo con la princesa española Maria Ludovica.
El relieve de mármol de Balthasar Moll que adorna el arco data de
1774 y recuerda este feliz acontecimiento en la cara sud del arco de
triunfo, mientras que el relieve de la cara norte conmemora la
muerte del padre de Maria Theresia, el emperador Franz I, quien
falleció durante la celebración del enlace.
La columna de Santa Ana
fue erigida el 26 de Julio de 1703 (día de Santa Ana) para
conmemorar la liberación de las tropas bávaras que habían invadido
el Tirol. En la cima de la columna de mármol rojo de estilo corintio
se erige una estatua de la Virgen María rodeada por los santos
Casiano, Vigilio, Jorge y Ana. La columna fue construida por
Christoforo Bendetti, un escultor italiano procedente de Trento.
En el año 2009, gran parte de la calle fue
reconvertida en zona peatonal y provista de bancos para descansar y
nuevas instalaciones de iluminación hechas de latón y madera.
Los numerosos cafés con terraza y monumentos históricos de la calle
Maria-Theresien-Strasse invitan a pasear, descansar, mirar y comprar
en algunas de la atractivas tiendas, en los grandes almacenes
Kaufhaus Tyrol y en la zona comercial "Rathauspassage".
La Torre de la
Ciudad:
La Torre de la Ciudad de Innsbruck “Innsbrucker Stadtturm“ fue
construida entre los años 1442 y 1450 justo al lado del antiguo
ayuntamiento. Junto con el Tejadillo de Oro y la Columna de Santa
Ana, la torre “Innsbrucker Stadtturm“ es uno de los monumentos más
representativos de la ciudad. La construcción de la torre fue una
clara muestra de la determinación de los ciudadanos de defender sus
derechos y su libertad ante cualquier amenaza externa. El primer
guardián de la torre fue nombrado en 1529 por el consejo del
gobierno local. Sus funciones incluían: anunciar las horas y alertar
a la población sobre peligros de incendio y otras amenazas. El
último guardián de la torre dejó sus funciones en el año 1967.
La céntrica ubicación de la Torre de la Ciudad la convierte en
“testigo directo“ de todos los eventos destacados que han tenido
lugar y que todavía se celebran en Innsbruck: los mercados
semanales, acontecimientos culturales, fiestas populares, pero
también eventos trágicos como ejecuciones y torturas. El histórico
ayuntamiento de Innsbruck fue durante siglos sede del gobierno de la
ciudad y la torre adyacente se convirtió en símbolo del poder
político de la ciudad medieval, marcando así un contrapunto a la
sede del príncipe en el Palacio Imperial.
El “Tejadillo de
Oro” :
El símbolo más famoso de Innsbruck- la Capital de los Alpes, se
encuentra en medio del barrio gótico, uno de los cascos antiguos de
Austria más bonitos y mejor conservados. Las fachadas, que en su
mayoría conservan su aspecto de arquitectura gótica, datan de la
época entre 1500 y 1540. Muy típico de este tipo de ciudad son las
bonitas pasadizos abovedados que se extienden a lo largo de la
antigua avenida principal – la calle Herzog Friedrich Strasse que
llega desde el sur hacia el símbolo de Innsbruck- la Capital de los
Alpes, el “Tejadillo de Oro”.
El Emperador Maximiliano I mandó construir
este mirador suntuoso en la antigua residencia del archiduque
Friedrich IV, con ocasión de su enlace matrimonial con Blanca Maria
Sforza de Milán. Adornado con 2.657 tejas de cobre, doradas al
fuego, el Tejadillo de Oro caracterizó, por aquel entonces, el
centro de Europa . En el edificio del Tejadillo de Oro se encuentra
el “Museo Tejadillo de Oro”, un lugar conmemorativo para el
Emperador Maximiliano I (1459? – 1519) una de las importantes
personalidades europeas de la época. Maximiliano I dedicó a
Innsbruck - la Capital de los Alpes - grandes construcciones. La más
llamativa, el Tejadillo de Oro, se convirtió en el símbolo de la
ciudad.
La Catedral de Santiago:
La catedral de Innsbruck figura entre las más destacadas obras
eclesiásticas del barroco. Se construyó entre 1717 y 1724 encima de
los restos de una iglesia gótica. La famosa imagen de la Virgen de
Lucas Cranach (el Mayor) adorna el altar en su interior. Los frescos
pintados en el techo y el estucado son obra de los hermanos Adam. En
el campanario de la catedral suena el “carillón de la paz “. El
monumento fúnebre del archiduque Maximiliano III ("Deutschmeister")
, obra de Caspar Grass, data del año 1620. Con ocasión de la ultima
reforma , entre 1990 – 1993, se construyó una capilla para la
oración de los creyentes.
El Palacio
Imperial de Innsbruck:
El Palacio Imperial de Innsbruck fue
la sede de emperadores austríacos y soberanos tiroleses. El
archiduque “Siegmund der Münzreiche”, conde de Tirol, mandó
construir una fortaleza medieval. Su sucesor, el Emperador
Maximiliano I, la amplió de forma sustancial. Bajo la Emperatriz
María Teresa (reinaba desde 1740 – 1780) recibió su actual estilo
barroco tardío.
Maria Teresa estuvo en
Innsbruck - la Capital de los Alpes - dos veces. En el año 1739 y
con ocasión de la boda de su hijo Leopold II con la infanta española
María Ludovica en 1765. El Arco de Triunfo, situado al final de la
calle Maria Teresa, recuerda esta cita. Desgraciadamente el marido
de María Teresa, Franz Stephan de Lothringen murió durante las
festividades. María Teresa hizo convertir la cámara mortuoria en una
capilla e inauguró un convento para religiosas de ascendencia
aristocrática, cuya obligación era rezar por el emperador.
Se pueden ver todavía las
suntuosas salas del Palacio Imperial: La “Riesensaal” (la sala de
los gigantes), los retratos de la emperatriz, su esposo y sus hijos,
los aposentos imperiales, la capilla, etc. El jardín imperial (Hofgarten),
que se encuentra casi enfrente, formaba parte de las instalaciones
del palacio.
Las visitas guiadas se pueden contratar directamente en el Palacio
Imperial o a través de la asociación “Per Pedes”.
Ottoburg :
Singular edificio, construido en 1494, en las pre-existentes
antiguas murallas medievales de la ciudad y ahora es un hotel y
restaurante, nació como una torre defensiva y luego como una
vivienda. Su origen defensivo es claramente visible en las murallas
antiguas, que se pueden ver en algunas partes del edificio,
estructura, a veces domina el edificio en sí mismo y su posición
estratégica con vistas al río en un lado y el casco antiguo, en el
otro . En frente de la torre gótica es el monumento en conmemoración
de los combates por la independencia del Tirol 1809.
En Innsbruck, a
la orilla del río que le da nombre se puede encontrar un contraste
muy interesante entre las montañas nevadas, sus casas de colores y
el azul del río Inn.
En 1809, en el Monte Bergisel tuvieron lugar
las cuatro batallas franco-prusianas. Andreas Hofer instó a la
rebelión contra la invasión napoleónica. Fue fusilado en 1810 y
considerado mártir a partir de entonces.
El monumento a Andreas Hofer se erige
en el parque que está en la base de la colina del Bergisel para
conmemorar sus batallas. Junto a este parque se encuentra el
trampolín de Saltos.
Estadio del trampolin de saltos de Bergisel:
El
nuevo trampolín de saltos que ahora domina la montaña Bergisel se
sitúa en el mismo lugar donde, hace más de 200 años, campesinos
tiroleses liderados por el famoso héroe tirolés Andreas Hofer,
libraron tres batallas victoriosas contra la ocupación de las tropas
bávaras y francesa. La cuarta, pero, acabó en derrota. En el año
1925 se construyó el primer trampolín de saltos en Bergisel, y
después de la Segunda Guerra Mundial se ampliaron las instalaciones.
Con ocasión de la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en
1964 y 1976, la llama olímpica se encendió ambas veces en Bergisel.
Desde la construcción del nuevo trampolín de saltos en 2002, su
singular diseño, ideado por la famosa arquitecta Zaha Hadid, se ha
convertido en un símbolo de la ciudad de Innsbruck.
Aunque la instalación está principalmente pensada para albergar
campeonatos de saltos de esquí ante más de 26.000 espectadores, el
trampolín ofrece un gran interés para los visitantes de Innsbruck:
grandes vistas panorámicas sobre la ciudad y las montañas de Tirol
que rodean la ciudad, las personas interesados en arquitectura y
tecnología no salen de su asombro cuando estudian de cerca el diseño
de la torre, y un café situado a 47 metros sobre el suelo, y mucho
más.
Ascensión a
la montaña: Hace poco más de
tres años se inauguró el funicular de Nordpark,
diseñado por la conocida Zaha Hadid, que en tan sólo quince
minutos conecta la ciudad con la montaña y las pistas de esquí.
Primero subimos en el funicular, que nos deja junto a un mirador
con bonitas vistas de Innsbruck. Aquí mismo se encuentra el
teleférico que nos traslada a la zona más alta de las montañas.
Nosotros tomamos el teleférico y ascendimos
hasta la parada Seegrube, que está a 1960 metros de altitud, pero
una vez allí decidimos regresar. El mal tiempo con niebla nos
impedía poder disfrutar de las bonitas vistas.
FOLKLORE TIROLÉS