El rincón de Jesús y Mariví

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TOLEDO CAPITAL

Toledo es un municipio y ciudad española, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Con una población de 85 449 habitantes (INE 2021), se trata del tercer municipio más poblado de la región. El casco histórico está situado en la margen derecha del Tajo, en una colina rodeada por un pronunciado meandro. El término municipal incluye dos barrios muy separados del núcleo principal: el de Azucaica, en la orilla derecha del río, y el de Santa María de Benquerencia, situado prácticamente enfrente del anterior en la margen izquierda.

  

Comenzamos el recorrido desde el Puente de San Martín: Es una construcción bajomedieval, ejemplar de arquitectura militar, que se levanta sobre el río Tajo, a su paso por Toledo, en su parte occidental, opuesto al puente de Alcántara.

Fue construido originalmente en el S. XIII, tomando el nombre de la parroquia de San Martín, a cuya jurisdicción pertenecía. En su construcción es probable que se tomara como modelo el puente de Alcántara, aunque tuvieron que proyectarse más ojos por la mayor anchura del Tajo en este punto de su curso.​

A mediados del S. XIV, hacia 1355, Pedro I de Castilla habría prendido fuego a las puertas del puente y en 1368 volvió a sufrir daños. Fue restaurado por el arzobispo Pedro Tenorio, ​hacia 1390, que hizo construir el gran arco central y los dos torreones almenados de los extremos.​

    

El puente es todo de sillería constando de cinco arcos ligeramente apuntados, mucho más grande el central.​ El torreón más alejado de la ciudad es de planta exagonal, organizada interiormente en espacios cubiertos por bóvedas nervadas realizadas en ladrillo. En su fachada se encuentra una escultura de San Julián.

Durante el reinado de Carlos II de España se reformó, ensanchándose sus accesos, y un siglo más tarde se pavimentó. De ambas reformas queda una inscripción en el muro interior del torreón de entrada, con el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.

  • Subimos por la Bajada de San Martín y llegamos a la Puerta del Cambrón: Ha sido testigo mudo de muchos acontecimientos de la ciudad y es hoy uno de los monumentos más curiosos de Toledo no solo por el nombre, sino por su sólida construcción y también por su historia. Denominada también «de los judíos», (por ser la principal entrada a la judería toledana) y de «de Santa Leocadia» (por haber sido dedicada a esta santa después de su reconstrucción tras la expulsión de los judíos, 1492). Lo más seguro es que debe su nombre al crecimiento de una zarza espinosa «lycium europaeum» en los alrededores e incluso en las ruinas de sus torres previamente a la últimas reconstrucciones entre 1570 y 1577.

        

    Es una espléndida fortaleza de estilo renacentista puro, con amplio patio de armas, cuatro sólidas torres rematadas en chapiteles de pizarra y dos arcos, construida mayormente en piedra y ladrillo. Los principales maestros de obra fueron Hernán González, Diego Velasco y la figura de Santa Leocadia (a quien está dedicada esta puerta) se debe a Juan Bautista Monegro. Por encima de la imagen de la Santa, podemos ver el escudo de Felipe II, en la fachada interior. En la fachada exterior volvemos a ver el mismo escudo real flanqueado por dos figuras sedentes de reyes godos.

    Subimos por la travesía de San Juan de los Reyes y pasamos junto al Palacio de la Cava o de los duques de Maqueda

    En la Cuesta de San Martín - que arranca de la Puerta del Cambrón y nos conduce hasta el Monasterio de San Juan de los Reyes - encontramos este bello Palacio. La zona se asocia al nombre Cava.  En las cercanías de la Puerta del Cambrón y del Monasterio de San Juan de los Reyes se encuentra este palacio construido por la familia Cárdenas, duques de Maqueda y magistrados de Toledo entre los siglos XVI y XVIII. 

      

    Frente a él se halla una estatua de Isabel la Católica

     

     

    Continuando el recorrido nos enfrentamos al Monasterio de San Juan de los Reyes: Edificio encargado por los Reyes Católicos a Juan Guas en 1476, quien construyó uno de los templos más bellos de la ciudad de Toledo y uno de los mejores conjuntos del gótico hispano-flamenco. En su fachada principal aparece la tradicional decoración isabelina, formada por estatuas, arquerías ciegas, pináculos y bolas. En ella destacan las cadenas de los cristianos cautivos que fueron liberados por Fernando el Católico en la toma de Málaga y Baeza.

    La Escuela de Artes y Oficios de Toledo (España) se levantó en 1882 según proyecto de Arturo Mélida y Alinari. En el conjunto de edificios y jardines que actualmente conocemos hay que distinguir dos momentos muy claros. De un lado, el edificio realizado en 1882 por Mélida, alzado sobre el segundo claustro de San Juan de los Reyes (destruido por las tropas francesas), y de otra parte, el edificio que, aislado del anterior, se levanta en 1925 sobre el Convento de Santa Ana, cuya capilla se conserva incorporada al edificio actual.

    La fachada cuenta con una entrada doble, que es la doble cara de un cubo maclado en plano, centrando una organización axial tan simple como rica. A los lados vemos los testeros de dos crujías cuyas cubiertas a dos aguas quedan ocultas por un sistema que consiste en alzar el plano de la fachada de modo que no se vea el ángulo formado por las cubiertas. La vistosa composición de los cuerpos laterales, con labores en ladrillo, y el monumental escudo de los Reyes Católicos, con el águila de San Juan, todo ello en cerámica vidriada, los utilizó el mismo Mélida en el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1889. Ladrillo, piedra, cerámica vidriada, hierro, madera y todo un elenco formal de original dibujo son los materiales empleados en la fachada. Sobre la entrada, una inscripción en letra «gótica» recuerda que la Escuela se hizo «reinando Alfonso XI». Hay además otros dos accesos de curiosísima traza, cuyo tamaño y proporción contrastan con la entrada principal. En todo el edificio se mantiene esta doble proporción, por ejemplo en las amplias cajas de escaleras principales, en las espaciosas aulas y talleres, en los pequeños patios que iluminan, a través de arcos lobulados, unos pasillos largos y de techo bajo.

    Por la calle de los Reyes Católicos llegamos a la Sinagoga de Santa María la Blanca.

    Sinagoga de Santa María La Blanca:  Presenta una estructura basilical de cinco naves estrechas, orientadas de este a oeste, siendo la central más alta que el resto, y separadas por arcadas de grandes arcos de herradura circulares y no apuntados, lo que denota una cierta influencia cristiana mozárabe.

    Las arcadas de grandes arcos apoyan sobre columnas octogonales de ladrillo con zócalo de azulejos. Sobre las arcadas corren arquerías ciegas de arcos lobulados con decoración en yeso de motivos vegetales y lacerías geométricas, de acento inconfundible almohade, cuyos nudos forman la estrella de David.

    Se cubre con un artesonado clásico mudéjar de alerce. La armadura de la nave central es de par y nudillo con remates tallados, siendo manifiestamente un producto del arte local de la carpintería artística toledana.

      

    En Santa María La Blanca destaca sobre todo la incomparable belleza de sus treinta y dos pilastras, por sus capiteles con ornamentación de tallos de piñas y volutas en composición romboidal, entre los cuales no existe uno que sea igual al otro.

    En la forma ochavada de los pilares y la disposición en "sebka" o red e rombos de los capiteles volvemos a encontrar la aportación del arte almohade. En esta obra se ha querido ver una divergencia entre la estructura de ladrillo de muros y pilares y la decoración en yeso que la recubre, como si fueran producto de distintas manos o bien, la última, algo posterior al edificio, correspondiendo en tal caso a las obras de restauración llevadas a cabo tras el incendio aludido de 1250. En cualquier de los dos supuestos es claro que la obra fue ejecutada por canteros y alarifes musulmanes, y no es, por tanto, una obra de judíos.

        

        

    A la izquierda de la fotografía de abajo se encuentra La Casa del Greco. Al ser lunes está cerrada y no la podemos visitar

    Continuamos callajeando hasta llegar a la Iglesia de Santo Tomé

      

       

            

    Iglesia de Santo Tomé:

    La iglesia aparece ya citada en el siglo XII, aunque fue reconstruida a finales del siglo XIV por encargo del Señor de Orgaz, que añadió el actual campanario cristiano al antiguo alminar musulmán. La torre es uno de los mejores exponentes del mudéjar toledano, con cerámica vidriada y con incrustaciones de una hornacina visigótica y una cruz patada.

    Don Gonzalo Ruiz de Toledo, notario mayor de Castilla y señor de la villa de Orgaz, destacó por sus generosas obras de caridad, contribuyendo a la reconstrucción de iglesias parroquiales como ésta, San Justo y San Bartolomé y construyendo a sus expensas la iglesia de San Esteban del convento de los agustinos. En su testamento había ordenado ser enterrado en esta iglesia en el lugar más humilde: la última de las capillas de la nave de la epístola

       

    En el interior del templo, podemos contemplar  obras como un retablo plateresco del siglo XVI y dos barrocos, una pila bautismal de mármol del siglo XVI, una bellísima imagen de la Virgen en mármol del siglo XII, tres interesantes lienzos de Luis Tristán y dos esculturas de la escuela de Alonso Cano.

       

    En la parte posterior del templo parroquial, con entrada por la puerta de poniente, se encuentra la obra cumbre de El Greco y de la pintura universal: El Entierro del Señor de Orgaz (1586-1588), un óleo sobre lienzo de 4,80 por 3,60 m que recoge a la perfección todas las virtudes de la genial mente del Greco.

    El cuadro fue encargado por el párroco Andrés Núñez de Madrid para perpetuar la memoria del citado benefactor. Si bien El Greco siguió las indicaciones dadas por D. Alonso, el cretense se servirá de su vasto conocimiento de la tradición iconográfica oriental para transmitir su propia visión sobre los grandes temas que integran el cuadro. El arte al servicio de un genio; un genio al servicio de la fe.

    En 1975, tras un concienzudo estudio científico, el cuadro mereció una notable restauración por parte del I.C.R.O.A.. Además unido a este proceso, fue desmontado de su emplazamiento original y dispuesto en el que ahora se puede contemplar.

        

    Por la calle de Santo Tomé nos acercamos hasta la plaza del Ayuntamiento

       

        

    Entrando por el arco de Palacio llegamos a la plaza del Ayntamiento. Une el Palacio Arzobispal con la Catedral. Un arco previo se quemó en 1610, siendo de nuevo construido por Juan Bautista de Monegro un año después. Es el cobertizo más amplio de Toledo y se encuentra dividido en dos en su interior. Uno de los pasillos es utilizado por el Arzobispo y el otro se utilizó hace ya tiempo para que los turistas accedieran a la torre, entrando por el Palacio y cruzando por la esquina del claustro. Ahora no se visita. La vista desde sus ventanas hacia la plaza es impresionante.

      

    Plaza del Ayuntamiento: Esta plaza contiene dos de los palacios más relevantes de Toledo (Castilla-La Mancha) y está coronada por la majestuosa y única torre de la Catedral de Santa María. Aúna el poder político (Ayuntamiento, edificio herreriano), el religioso con la Catedral (ópera magna del Gótico español) y el Palacio Arzobispal (renacentista), unidos por el Arco de Palacio, y el judicial con el palacio de Justicia. Una escultura/estanque de la prestigiosa artista Cristina Iglesias vino a enriquecerla en el año Greco.

    La Santa Iglesia Catedral comienza a construirse en el año 1227 sobre los cimientos de la Catedral visigoda del s. VI y que a su vez fue utilizada como mezquita. La construcción es de estilo gótico con una clara influencia francesa. La planta del templo es, pues, de cruz latina, llamada de salón, por estar inscrita en el plano de un rectángulo. El alzado marca la cruz, creando una forma vertical triangular, ya que la nave central y el transepto tienen mucho mayor anchura y altura que las naves laterales, siendo las naves exteriores las más bajas. Mide 120 m de largo por 60 m de ancho. Está compuesta por 5 naves, sostenida por 88 columnas y 72 bóvedas. Las naves laterales se prolongan por detrás de la Capilla Mayor rodeando el presbiterio y creando una girola con un doble pasillo semicircular. Su primer arquitecto es el maestro Martín, de origen francés, a quien se deben las trazas de la planta y los comienzos de la obra en la cabecera del templo.
     

      

    La fachada principal cuenta con tres puertas de acceso, la del Perdón o de los Reyes en el centro, la de las Palmas o del Infierno al lado de la torre y la de los Escribanos o del Juicio lindando con la Capilla mozárabe. Otras dos son la mencionada puerta del transepto norte, llamada de la Feria, de la Chapinería, del Niño Perdido o del Reloj, colocado éste por encargo del cardenal Lorenzana, a finales del siglo XVIII para marcar las horas canónigas, de ahí que sólo tiene una manecilla. Y, finalmente la Puerta de los Leones, del transepto sur, combinando las esculturas góticas y barrocas, todas de excelente calidad.

        

    El Palacio arzobispal es una de las realizaciones arquitectónicas de más vastas dimensiones de la ciudad española de Toledo. Tipológicamente, no es un edificio unitario, pues en él se han superpuesto varios estilos artísticos.

    En el siglo XIII Alfonso VIII dona al arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada unas casas situadas enfrente de la catedral. Poco a poco, este espacio se iría ampliando, por obra de los distintos prelados, que iban sucediéndose en la diócesis, conformándose el palacio, como tal, de manera progresiva.

    El cardenal Mendoza sería el primer prelado que, en la segunda mitad del siglo XV levantaría el primer arco de palacio o pasadizo de unión de esta construcción, con la vecina catedral. Más tarde, a partir del año 1541, se realizaron profundas remodelaciones, eligiendo, para diseñar las trazas, a Alonso de Covarrubias.

    El Palacio arzobispal se muestra, en la actualidad, como un complejo conjunto, con estancias orientadas al exterior, mediante numerosos vanos, que horadan las fachadas, interiormente conectadas por corredores.

       

    Ahora otro de los recorridos que hicimos partiendo de la Puerta del Cambrón. Subimos por la calle de Las Carmelitas Descalzas.

     

    Continuamos la subida  por la calle de Santo Leocadia hasta llegar a el Convento  de Santo Domingo el Antiguo

    Llagamos al Convento de Santo Domingo el Antiguo

      

    Convento de Santo Domingo el Antiguo: Se cree que fue el primer Monasterio-Convento que se funda en la Ciudad de Toledo en 1085. Pertenece a la orden de las monjas cistercienses de Santo Domingo de Silos que pasará a denominarse Imperial-Real, el Antiguo.

     

    Junto al convento se encuentra la plaza del mismo nombre.

           

    Pasamos por la Plaza de Padilla. Plaza dedicada a Juan de Padilla quien, junto a su mujer María de Pacheco, lideraron la revuelta de las ciudades castellanas contra Carlos V. Una plaza bastante amplia donde encontrarás la Facultad de Humanidades y el centro cultural San Clemente. Muy cerquita se encuentra la Iglesia de San Román y la Plaza de San Román

    Iglesia de San Román:  Es la iglesia conservada más significativa del denominado estilo mozárabe mudéjar toledano, caracterizado por fuertes influencias musulmanas por sus recurrentes relaciones con Al-Andalus, en contraste con la castellana del norte, a la que la Repoblación dejó aislada muy pronto. Además, gracias a una intervención en el ábside en el siglo XVI, se conforma como testimonio de la época renacentista, otro de los grandes periodos de esplendor toledano.

    Los vestigios históricos y artísticos del reino visigodo de Toledo, reunidos junto a los ajuares de las necrópolis de Carpio de Tajo, y excelentes reproducciones de las coronas votivas del Tesoro de Guarrazar. También pinturas románicas en las paredes de su iglesia mudéjar, de planta basilical, y con tres naves separadas por arcos de herradura califal.

       

    Frente a la iglesia se encuentra La Plaza de San Román. Bella como ella sola con parte ajardinada y con la estatua de Garcilaso de la Vega como guardián del lugar. Rodeada de edificios importantes como el Convento de San Pedro Mártir, donde se encuentra Garcilaso de la Vega enterrado (hoy es la facultad de derecho y empresas de la UCLM), la Iglesia de San Román (de ahí su nombre y donde, en su interior, podrás ver diferentes estilos arquitectónicos.

    La Plaza del Padre Juan de Mariana: Se sitúa frente a la fachada de la Iglesia de San Ildefonso, más conocida como "Los Jesuítas" y es uno de los rincones más agradables del centro de la ciudad.
    En el siglo XIX tuvo el privilegio de convertirse en uno de los primeros lugares de la ciudad en poseer una fuente pública de agua potable procedente de los cercanos depósitos de la Plaza de San Román, donde se almacenaba el agua que venía de los manantiales de Pozuela en los cigarrales (que era el agua que manaba en esta plaza) así como la procedente del río a través de la elevadora de aguas proyectada por
    Luis de la Escosura y ejecutada por López Vargas.

      

    Iglesia de San Ildefonso: La historia de la Iglesia de los Jesuitas se remonta más de tres siglos atrás. La tradición cuenta que se erige sobre la casa natal de San Ildefonso, Patrón de Toledo. Abierta al culto en 1718, cuenta en la capilla mayor con un original retablo consistente en una pintura al fresco, enmarcada por columnas y marco pintados en perspectiva, en lo que ha venido en llamarse trampantojo.

    Grandes retablos barrocos a cada uno de los lados de la nave central la convierten en un verdadero museo de la escultura que en muchos casos narran la historia de la Compañía de Jesús, presente en la ciudad durante siglos.

    Sus enormes torres gemelas de más de 50 metros de altura ofrecen al visitante una experiencia única: disfrutar de la vista más privilegiada de la ciudad medieval y de la imponente Catedral Primada de Toledo.

      

       

             

    Una de las curiosidades poco conocidas es que la ventana más pequeña del mundo se encuentra en Toledo, en la Calle Sillería, integrada en el Casón de los López de Toledo, una enorme casona toledana y restaurante que ya lleva varios años cerrado, ubicado en un inmueble del siglo XVI restaurado en el año 1973 y que incorporó diversos elementos decorativos de nueva creación (y que muchos creen erróneamente antiguos) y otros tantos procedentes de diversos lugares. Así lo afirma el Libro Guinness de los Récords, que incorpora este curioso título para una pequeña abertura enmarcada en piedra en uno de los muros de la casa ubicada en esta toledana y céntrica calle.

       

    La salida por esta calle de La Sillería es a la Plaza Zocodover.

    La plaza de Zocodover ha sido bellamente definida por Julio Porres Martín-Cleto como “mentidero de Castilla, mercado de ganados, crisol del lenguaje, concentración de tiendecillas varias y escenario repetido de festejos, de autos de fe y de pequeñas vanidades provincianas durante varios siglos”.

    Trazada posiblemente durante la dominación romana, conserva sobre todo muestras de la arquitectura árabe, y éste es además el origen de su nombre. Zocodover no es sino la castellanización de un término árabe que significa “mercado de las bestias”, por ser en esta plaza donde se asentaba el zoco. Enrique IV, ya en 1465 , concedió a Toledo la celebración de una feria semanal, con sede en esta plaza, conocida por todos como el “Martes”.

    Su trazado (casi triangular), sus límites y sus accesos han sufrido pocos cambios desde la Edad Media. Hacia 1616 el ayuntamiento compró y derribo varias casas para ensanchar la entrada de la calle Ancha en Zocodover. Lo mismo hizo, en 1866 , con el inmueble que cerraba la plaza al inicio de la calle de las Armas y delimitado por ésta y la entonces desaparecida calle de la Lamparilla. El ensanchamiento de los accesos principales concluirá en esas fechas con la demolición de los arcos que cerraban la plaza al inicio de la cuesta del Alcázar o cuesta de Carlos V. Fue entonces cuando se niveló la zona peatonal de la plaza, y se incorporó como paseo la calzada próxima al Arco de la Sangre.

    Esta disposición, como nos indica Rafael del Cerro Malagón, se mantendrá hasta 1926, año en el que se recuperó el trazado de las primeras décadas del siglo XIX, es decir la plaza fue de nuevo una glorieta central delimitada por una calle circundante. Además se construyeron los evacuatorios subterráneos. En 1933 se acometió una reforma completa del pavimento y se construyeron los bancos de piedra. Las fotografías recogidas se datan entre 1920 y 1936, es decir antes y después de la reforma del año 1926.

    La cruel guerra civil implicó la destrucción de parte de los edificios de la plaza, especialmente de la zona porticada que enmarca el Arco de la Sangre y que fue de nuevo reconstruida. La última reforma importante del pavimento y trazado circulatorio es del año 1961. Años después se taparon los evacuatorios públicos.

    La plaza totalmente porticada en el siglo XVI ha ido perdiendo esta característica con el transcurrir de los siglos y con la renovación de algunos de sus inmuebles. Entre ellos no existía ningún gran edificio público hasta el establecimiento del Gobierno Civil ya entrado el siglo XX (actual sede de la Delegación del Gobierno). Tan sólo destacaba y destaca la capilla del Arco de la Sangre, administrada por una cofradía, y el reloj público

      

    Subimos por la cuesta de Carlos V y llegamos al monumental edificio del  Alcázar

      

    El alcázar de Toledo o Real alcázar de Toledo es una fortificación de carácter civil y militar, ubicada en una de las partes más altas de la ciudad española de Toledo. Se trata de una gran edificación de forma cuadrangular de 60 metros de lado, enmarcada con cuatro grandes torres de 60 metros de altura, cada una coronada por el típico chapitel madrileño de pizarra. Su privilegiada situación ha hecho de él un lugar de gran valor estratégico y así lo intuyeron los diversos pueblos que se asentaron en él. Su nombre se debe a uno de esos dominadores: los árabes, que fueron los que lo llamaron «Al Qasar» القصر, que significa «fortaleza».

    Una vez utilizado como palacio romano en el siglo III, fue restaurado bajo el reinado de Carlos I y su hijo Felipe II en la década de 1540. En 1521, Hernán Cortés fue recibido por Carlos I en el alcázar, tras la conquista del Imperio azteca. La mayor parte del alcázar fue reconstruida o restaurada entre 1939 y 1957 después del asedio del Alcázar en la guerra civil española.

    Actualmente el alcázar de Toledo es sede del Museo del Ejército y de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Está protegido como Bien de Interés Cultural.

      

    Panorámica desde el mirador del alcázar

    Caminamos por la calle de Cervantes y pasamos junto al museo de Santa Cruz y esta estatua de Cervantes para regresar a la plaza de Zocodover

      

    Bajamos por la calle de Armas y seguido la calle Venancio Gonzalez

    Bajando nos encontramos con la escultura a Federico Martín Bahamontes, ciclista y apodado "el Aguila de Toledo"

      

    Continuamos bajando por la calle Real de Arrabal y pasamos junto a la Puerta del Sol .

    La Puerta del Sol de estilo mudéjar, fue construida para dar acceso a la ciudad amurallada de Toledo, construida por los Caballeros Hospitalarios para dar acceso a la ciudad amurallada. Se trata de una puerta de albarrana, de carácter conmemorativo, de gran influencia Nazarí. Está fechada en el último cuarto del siglo XIV. El arco de acceso es un arco de herradura y es acogido por un arco de herradura apuntado. Está construida en piedra, sillería y mampostería. Las almenas, los merlones y el friso de la puerta son de ladrillo. Con arcos lobulados entrelazados.

    La Puerta del Sol es la entrada más antigua de la ciudad fue Construida a fines del siglo XII. La mayor parte que pueden apreciar los visitantes es lo que se conserva del siglo XIV. Ingresando por ella se puede llegar a la medina o núcleo histórico árabe. La impresionante arquitectura posee un estilo mudéjar construido en piedra y ladrillo conformado por varios arcos sucesivos. El nombre que recibe se debe al Sol que está representado sobre un escudo triangular en el medallón central junto a la Luna.

    La hermosa Puerta del Sol en sus orígenes era una torre albarrana del siglo X, la cual defendía el acceso a la ciudad. Fue construida en los tiempos del Reino Taifa, como así lo indican sus arcos de herradura interiores. Debido a las constantes guerra civiles fue necesaria su reconstrucción en el siglo XIV. Se convirtió de esa manera en un principal y hermoso ejemplo de arquitectura mudéjar militar. Algunos sostienen que imita a las portadas granacinas de la época.

    En el siglo XIV cuando la Puerta del Sol fue reedificada se construyó con el estilo mudéjar. Se emplearon los materiales típicos como: mampostería, sillares y ladrillo. El vano que encontramos es de un arco de herradura que está enmarcado en otro, sobre él aparece un doble friso de arquería. En el siglo XVI, sobre el arco se añade un altorrelieve con el emblema de la Catedral bajo la Luna y el Sol (como dijimos de allí recibe el nombre).

    Poco más abajo la Puerta Nueva de Bisagra

    Puerta Nueva de Bisagra: Esta es la fachada interior o cuerpo sur. En la primera, se hizo el cuerpo sur, que mira hacia la ciudad, siendo terminado en 1550. Una fachada de sillería con un arco de medio punto (aquí encontramos los restos de la vieja puerta bab al Shaqra). En la zona superior encontramos un gran escudo del águila bicéfala del Emperador Carlos V. Se corona con almenas. La fachada interior de este cuerpo sur, mirando hacia el patio de armas tiene dos esbeltas torres rematadas por pirámides cubiertas con azulejos blancos y verdes con las armas del Emperador terminadas en 1576 por Nicolás de Vergara el Mozo. Aquí residía el alcaide de la puerta, responsable de la recaudación de los impuestos de portazgo más cuantiosos de Toledo, al ser esta la puerta con mayor tránsito.

       

    Puerta de Alfonso VI: es un acceso a Toledo por su lado norte, abierto en la muralla medieval. También es conocida como "Puerta Antigua de Bisagra", llamada así por su nombre original Bib-xacra, según textos del siglo XII, que significa "Puerta de la Sagra".

    Su construcción data del S. X, aprovechando restos de edificaciones previas,​ aunque se le hicieron distintas modificaciones de estilo mudéjar no anteriores al S. XIII en su parte superior.​

    En la época en la que la ciudad estaba bajo dominio islámico, la puerta era la entrada principal a la urbe desde la Vega. Más tarde, tras la construcción de la Puerta Nueva de Bisagra, permaneció cerrada, abriéndose únicamente para ocasiones señaladas, cayendo así poco a poco en abandono hasta su restauración y reapertura en 1905, siglos más tarde.

    Arquitectónicamente hablando es de planta rectangular con un arco principal de herradura en el centro, rodeado de un alfiz (moldura o marco que rodea la parte exterior del arco) y atravesado por un dintel muy característico que le confiere un aspecto muy original.

        

    Vamos por el paseo de Recaredo hasta llegar a la Puerta del Cambrón, y así damos terminado este paseo.

      

    Después con el coche visitamos la antigua estación de ferrocarril

         

     

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