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HO CHI MINCH y CUCHI
Llegamos al aeropuerto procedente de la ciudad de Hué en el centro de Vietnam. Desembarcamos y tras recoger las maletas nos recibió nuestra guía, en esta zona de Vietnam, Thai Bich Anh en castellano "Elena". Una señora mayor , con buen dominio del castellano. Estudió en Cuba
En el trayecto por la ciudad comprobamos un gran caos de circulación , sobre todo de motos. A pesar de todo se ve un cierto orden, donde todos se respetan con una tranquilidad increíble.
Visitamos el
Museo de la Guerra.
Fue
inaugurado en septiembre de 1975 en la ciudad de Ho Chi Minh. Contiene
multitud de artefactos, fotografías, y cuadros que documentan los
crímenes de guerra por los americanos.
Contiene una exposición escalofriante de las atrocidades que cometieron los norteamericanos y sus aliados. La masacre de May Lai , Las sesiones del programa de tortura "Phoenix". Los sospechosos de Vietcong lanzados al vacío desde helicópteros en vuelo. Es una vergüenza mundial para el ser humano ver los crímenes, sufrimientos, muestras de salvajismo y el fracaso en general de todos los valores humanos por ambos bandos, es lo que distingue de otros conflictos contemporáneos.
Continuamos la visita parando frente al Palacio de Reunificación. Sólo permiten verlo desde el exterior.
El Palacio de la Reunificación o Palacio Presidencial, fue construida en
1865 sobre la base del palacio de Norodom como la residencia para
el general francés y gobernador de Cochinchina. Continuamos con la visita a la Oficina de Correos. Es un ejemplo de las edificaciones coloniales francesas, la oficina de correos se asemeja más a una estación Victoriana de tren.
En si interior, es de columnas metálicas de estilo francés; preside el edificio la foto del presidente Ho Chi Minh cuando era joven, a la izquierda esta un gran mapa de Indochina y a la derecha el mapa de la ciudad de Saigon.
Enfrente está la entrada a La Catedral Notre Dame formando un conjunto inseparable con una gran estatua blanca de María. El edificio es una elegante mezcla de ladrillo rojo y piedra blanca con dos torres de aguja que mira directamente al río Saigón. Fue construida en 1.877. Notre Dame y sus agujas, vista a través de la frondosidad de los árboles da unas pinceladas pastoral y cristiana a una ciudad muy alejada de la influencia de Roma. Fue Cerrada por los comunistas en año de 1.975, pero actualmente vuelve a florecer.
Pasamos por el Palacio Municipal. Es uno de los edificios más bellos de la época colonial francesa. Delante se encuentra la estatua en bronce del tío "HO" con un niño en brazos. Antaño su uso como Ayuntamiento ahora es el cuartel del Comité Popular.
Es un mercado bullicioso sus puestos se encuentran cargados de bienes de consumo, frutas tropicales, pescados secados, huevos, cajas de madera, zapatillas, cosméticos, etc.. Disfruta un orden aparente y su olor no es desagradable.
Al día siguiente antes de desplazarnos a ver un templo y los túneles de Cuchi visitamos dentro de la ciudad la Pagoda del Emperador de Jade, también llamada Pagoda Phuoc Hai Tu o Templo de Ngoc Hoang. Es un impresionante templo repleto de estatuas en las que destacan sus posturas, los colores y los bellos ropajes que portan. Se edificó gracias a las limosnas de un monje llamado Liou Ming en el año 1909 y su construcción fue llevada a cabo por la comunidad cantonesa de la ciudad de Ho Chi Minh.
Si nos fijamos, en el portal de acceso a
la Pagoda, se haya escrita una inscripción en
chino: La única luz se encuentra en
el cielo. Este motivo está rodeado de dos
grandes estatuas que representan a Tho Than, el
Dios de la Tierra; y a Mon Quan, el Dios de la
Puerta.
Antes de acceder al interior nos encontraremos con una bella entrada, precedida por un patio repleto de estanques y albercas en las que nadan pequeños peces y tortugas.
Aunque es principalmente
seguida y venerada por budistas, en su interior
encontraremos una mezcla de símbolos y elementos que proceden tanto del
budismo como del taoísmo. Además, cabe destacar que la Pagoda ha sido
reconocida como Reliquia Nacional Arquitectónica y Artística.
La sala principal es la que acoge al Rey de Todos los Cielos, el Emperador de Jade, también llamado Ngoc Hoang. Está protegido y rodeado por los Tu Dai Kim Cuong, los Cuatro Grandes Diamantes, que ejercían de guardianes para escoltar al Emperador. A su alrededor podemos observar a Phat Mau Chuan De, la madre de los Budas del Norte, del Sur, del Este, del Oeste y del Centro, rodeada de los cinco citados hijos y es culturizada como una imagen de tres cabezas y 18 brazos. Por otra parte, a la izquierda del Rey de Todos los Cielos, encontramos a Ong Bac Be, la estatua que representa la reencarnación del Emperador, sosteniendo una espada
Otra de las salas más visitadas es la Sala de las Mujeres, en la que se alinean en dos filas una docena de ellas que rezan a su diosa, Kim Hoa Thanh Mau, Diosa de las Madres, y que se sitúa en el centro de la habitación. Cada una de las doce mujeres representa una virtud o un vicio, además de un año del calendario chino. Por otra parte, las podemos ver rodeadas de niños.
Finalmente, podremos acceder a través del lateral derecho de la Pagoda del Emperador de Jade a la terraza de la misma desde la cual podremos disfrutar de la azotea repleta de tejas de cerámica de color verde, con imágenes de dragones y figuras proveniente de la mitología
Finalizada la visita nos
dirigimos en coche hasta la aldea de Tai Ninh donde visitamos el
Templo de Cao Dai.
A tres horas de camino junto a la
frontera con Camboya, se alza en unos terrenos de unos 3 Km. cuadrados,
es una ciudad completa de edificios dedicados a la religión Cao Dai.
Su simbolismo más reverenciado es el ojo divino, posiblemente prestado del Islam de Oriente Medio, este ojo es el punto central del espectacular templo Long Hoa.
La secta fue fundada por Ngo
Minh Chieu, un funcionario civil vietnamita y la mayoría de sus
seguidores eran burócratas que trabajaban para la administración
francesa. Al principio se extendió por el Sur de Vietnam y opuso
resistencia al Viet Cong durante la guerra de Vietnam, Después de la
guerra fue suprimido por los revolucionarios, pero en la actualidad
vuelve a florecer aunque parece más por necesidades turísticas que por
la propia fe de sus seguidores.
El ojo divino que todo lo ve preside el enorme el altar. Veintiocho columnas con dragones incrustados, representando las veintiocho manifestaciones de Buda, se extienden en el interior de una inmensa nave. Las ventanas enormes de los templos, están blasonadas todas con el ojo, intentando que la luz del sol sea silenciada. La figura de Lao Tze se junta con la de Buda Sakyamoni y la de Confucio con la etapa de Jesús Cristo en el frontón sobre el altar. n
Sacerdotes con extravagantes vestiduras celebran misas cuatro veces al día. Los turistas ya superan en número a los fieles congregados. Una misa en este templo es algo que nunca se olvida, filas de cardenales, clérigos, hombres y mujeres vestidos de blanco se agrupan delante del ojo divino en este gran templo con pilares profusamente decorados y el techo que parece un cielo divino, el canto de los coros y la música con instrumentos de madera dan un carácter muy especial a esta misa.
Las misas en el templo, son diarias desde las 6 PM a las 6 AM. Una orquesta de 10 músicos y un coro de 20 jóvenes conducen la congregación al rezo. Los himnos son mucho más cercanos al espiritualismo cristiano que al budismo tradicional o al Taoismo, pero la música es eminentemente vietnamita. La mezcla, no es enteramente vietnamita ni enteramente occidental, es una mezcla muy exótica e increíblemente espiritual. Durante la sesión del rezo de cuarenta minutos, un seguidor Cao Dai explica, la presencia de dios que viene a la capilla y toda congregación mira a través del ojo divino. Los fieles son separados por el género - hombres a la derecha y mujeres a la izquierda. En contraste con los colores vivos del templo, los seguidores y las mujeres usan el color blanco puro en sus vestidos. Los hombres y la fila de los sacerdotes están representados por el color blanco pasando a otros colores dependiendo de su lealtad espiritual, dentro de los colores del Caodaismo está: amarillo (simboliza Budismo y virtud), azul (Taoismo y pacifismo) o rojo (Confucianismo y autoridad). Los obispos y los cardenales también tienen un ojo blasonado en sus cascos.
El Cao Dai es absolutamente orgulloso de la unidad de su religión y del gran palacio que han creado para ella. Los turistas ante tan agradable visión, fotografía la ceremonia desde los balcones del primer piso a lo largo de las paredes que conducen al altar, no parece molestar el desarrollo de la misa e incluso animan a los visitantes para que sientan esa felicidad y esa hospitalidad como una virtud de está religión. GALERÍA FOTOGRÁFICA
De aquí nos trasladamos con el coche hasta la aldea de Cuchi donde se encuentran los famosos Túneles de Cuchi. Durante la Guerra de Vietnam, Cu Chi se convirtió en un infierno para las tropas norteamericanas que se veían atacadas por soldados vietnamitas “fantasmas”, que aparecían y desaparecían como por obra de magia. Los guerrilleros disparaban desde cualquier flanco y daba la impresión de que constituían una enorme tropa, cuando, realmente, sólo se trataba de unos pocos hombres.
Acompañados por un soldado realizamos la primera parada, donde se encuentra una de las tantas entradas a los túneles. Un soldado nos hace la demostración de cómo entraban y camuflaban el túnel.
En abril de 1975 llegaron a existir tres niveles de pasadizos subterráneos excavados en zigzag, situados a 6, 8 y 10 metros de profundidad, y con una longitud total de 220 kilómetros.
Dentro de estos kilométricos laberintos existieron fábricas de ropa y de armas, puestos desde los cuales disparar, dormitorios, cocinas, cuartos de almacenaje, mercados, hospitales, comedores, salones, pozos y sistemas de ventilación. Existían numerosas salidas por si los soldados norteamericanos encontraban una entrada.
Las cocinas se construían cerca de la superficie, pero con largas chimeneas para que el humo de los fuegos para cocinar pudiera liberarse a una larga distancia.
Cómo excavaron los túneles. Los vietnamitas cavaron los túneles con simples palas de mano, a veces, a una tasa de sólo uno o dos metros por día. La tierra se la llevaban en cestas y, para evitar ser descubiertos, la arrojaban en lugares muy distantes. Las entradas, rectángulos de 40 por 30 centímetros aproximadamente, se camuflaban con vegetación. Tan desapercibidos pasaban estos pasadizos subterráneos que los norteamericanos montaron una base sobre ellos, sin darse cuenta de que sus enemigos vivían debajo. Los vietnamitas salían por la noche y les robaban comida.
A fines de 1968 los norteamericanos descubrieron, al fin, una entrada. Aún así era muy difícil acabar con aquella fortaleza subterránea. Se intentó destruir los túneles con explosivos o quemando gas de acetileno. Pero la dureza de la tierra y la capacidad del los vietnamitas para reparar durante la noche lo destruido impedía que estos ataques norteamericanos tuvieran éxito. También se enviaron perros para localizar a los guerrilleros, pero las trampas colocadas en los túneles los mataban o mutilaban. El ejército norteamericano pensó que la única solución para expulsar al Vietcong de los túneles era preparar voluntarios para una misión tan complicada. A estos soldados se les dio el nombre de “ratas de túnel”, a cuyo mando estuvo el capitán Herbert Thorton. Los hombres no sólo debían poseer un buen adiestramiento, sino unos sentidos muy agudizados y un valor fuera de lo común. Debían arrastrarse durante horas a través de los túneles, en la más completa oscuridad, asumiendo que su vida podía acabar en cualquier momento. Llevaban una linterna, una pistola y un cuchillo. Los guerrilleros los esperaban silenciosamente para estrangularlos, cuando caían en alguna trampa, o empalarlos con cañas de bambú situadas de tal manera que el soldado enemigo quedase atrapado entre las puntas de las cañas. Algunas “ratas de túnel” salían a la superficie llorando y pidiendo que se les relevase de la misión. |