El rincón de Jesús y Mariví

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CIUDAD VIEJA

La Ciudad Vieja de Praga es el barrio más antiguo de la ciudad y sus orígenes en la orilla derecha del río Moldava se remontan al siglo VIII. Su vida giraba en torno a un gran mercado, que se desarrollaba donde actualmente se encuentra la preciosa Plaza de la Ciudad Vieja. A partir de este pueblo primitivo salían rutas que conectaban con los lugares adonde convergían las grandes rutas comerciales.
Cuando fue construido el puente Judith en el siglo XII, predecesor del Puente Carlos, el pujante asentamiento consistía ya en un importante conjunto de casas de piedra y sorprende saber que aún existe una buena cantidad de edificios muy bien conservados cuyos subsuelos en estilo romanesco datan de aquellos tiempos.
A fines del siglo XIII su superficie alcanzaba las 140 hectáreas, y contaba con un foso y muralla defensiva de 10 metros de altura de forma semicircular, que alcanzaba el río en sus dos extremos. La ciudad incluía también al Barrio Judío o Josefov, aunque éste tenía una administración propia. La muralla desapareció durante el reinado de Carlos IV, quien emprendió la expansión de la ciudad hacia el sur, la que más tarde sería llamada Ciudad Nueva. El foso fue rellenado y se encontraba donde pasan las actuales calles Revolučni, na Příkopě, y Národni, que determinan aún hoy el límite catastral entre ambos barrios.
No obstante esta expansión, el rey se preocupó por preservar un cierto liderazgo de la Ciudad Vieja sobre las otras ciudades (
Malá Strana, Hradcany y la Ciudad Nueva), situación que se mantuvo así hasta la unificación en 1784.  La Ciudad Vieja es, sin lugar a dudas, la zona más pintoresca de Praga. Desde la Torre de la Pólvora en la actual Plaza de la República, callejuelas sinuosas sorprenden con sus casas coloridas de estilos de lo más variados y marcan el recorrido que seguían los monarcas, la Ruta Real, en el momento de la coronación. En este camino pasaban por la Plaza de la Ciudad Vieja, una joya arquitectónica que hace suspirar a todos. Con el paso del tiempo esta antigua plaza-mercado se fue rodeando de lujosas casas de estilos diversos, cada una con su propia historia de intrigas entre ricos comerciantes y nobles que fueron sus propietarios. Es común encontrar una multitud de turistas boquiabiertos apretujarse frente al reloj astronómico del Antiguo Ayuntamiento, dispuestos a no perderse el mágico espectáculo que brinda anunciando el comienzo de cada nueva hora.

El rey continuaba por la calle Karlova para alcanzar el Puente Carlos y seguir su camino al castillo, pero aunque siguiendo sus pasos cuesta muy poco soñar y sentirse un príncipe o una reina de aquellos tiempos fantásticos, vale la pena salirse del itinerario; hay muchos pasajes y pequeñas callecitas que guardan verdaderos tesoros.

   

 La casa Municipal: Es un bonito edificio Art Nouveau situado muy cerca de la Torre de la Pólvora. Construida entre los años 1905–1911, en estilo modernista, es una obra maestra de las artes plásticas y aplicadas. Los amantes del modernismo no pueden perderse su cafetería, los restaurantes francés y de Pilsen, el bar americano, el Saloncito del alcalde o la sala de conciertos Smetana, decorados por los mejores artistas de su tiempo, como A. Mucha, J. Preisler, L. Šaloun, etc.

      

  La Torre de la Pólvora: Uno de los más significativos monumentos del gótico tardío en Praga, originaria del año 1475, es esta entrada monumental a la Ciudad Vieja por la cual pasaba el cortejo de la coronación de los reyes checos. La Torre de la Pólvora, que antiguamente se utilizaba como almacén militar de esa sustancia, también hoy es el comienzo del itinerario de la coronación, o regio, al Castillo de Praga. El mirador se encuentra a una altura de 44 metros.

   

La Plaza de la Ciudad Vieja: Considerada por muchos como la más bella de Europa, la histórica Plaza de la Ciudad Vieja de Praga suele ser el primer lugar que los turistas quieren visitar al llegar a la ciudad. La armónica belleza de los edificios que la rodean, pese a la variedad de estilos arquitectónicos, contribuye a crear esa "atmósfera mágica" con la que las guías de viaje suelen caracterizar a Praga. Concurrida durante todo el día, turistas se mezclan con locales y llenan los bares y restaurantes que la circundan. Los más románticos rentan un carro tirado por caballos para hacer un recorrido. Y aunque no faltan músicos y artistas varios dispuestos a entretener a la gente, el verdadero espectáculo ocurre cada vez que el reloj astronómico indica una nueva hora con su "procesión de apóstoles". Entonces, una multitud se congrega frente al Antiguo Ayuntamiento.

    

En la Plaza se vivieron rebeliones y decapitaciones en el siglo XVII; aquí se rebelaron contra los alemanes los patriotas en el 1945 y aquí se proclamó en 1990 el retorno del territorio a la democracia. Entre lo más interesante, el palacio gótico de la Campana; la casa Storch; el templo de San Nicolás, de ampulosa portada; el Ayuntamiento, y la iglesia de Týn, que se asoma a la plaza, monumental, sobre unos edificios de menor porte.

En la plaza está la Iglesia de San Nicolás, barroca, de la primera mitad del XVIII: La monumental construcción barroca, levantada entre los años 1732 -1737 según el diseño de K. I. Dientzenhofer, fue reconstruida posteriormente por el lado que limita con la Calle de París (Pařížská třída). El interior, con sus interesantes efectos luminosos, está dominado por la araña de cristal, con adornos que se deben a los talleres Harrachovský. Fue un regalo para la Iglesia ortodoxa debido al zar ruso. Actualmente, el templo, administrado por la Iglesia husita checoeslovaca, se aprovecha como sala de conciertos.

 

 

La iglesia de Týn: Una de las construcciones góticas eclesiásticas más impresionantes de Praga, levantada entre mediados del siglo XIV y comienzos del XVI. A finales del XVII, el interior fue reformado en estilo barroco. El templo es en realidad un verdadero museo de obras góticas, renacentistas y del primer barroco. Las más interesantes son entre otras las pinturas para el altar, debidas a Karel Škréta, y la tumba del astrónomo Tychon Brahe. El órgano de esta iglesia, de 1673, es el más antiguo conservado en Praga.

Aquí también visitamos el Ayuntamiento. El Ayuntamiento de Praga es un edificio de origen gótico, sede de la administración ciudadana desde el siglo XIV.  El conjunto engloba varias casas. Lo más viejo está en la zona de la Torre, coronada por un bello capitel, desde donde se tiene una hermosa vista urbana. Tiene unos 70 metros de altura. En esta parte del edificio se halla una bella capilla, con un delicado techo recientemente restaurado. Es también del siglo XIV.  En la parte exterior se ve el reloj astronómico, de principios del siglo XV, que tiene un sistema de autómatas, y pinturas del zodiaco. Es un elemento típico de las postales de la ciudad.

   

El Reloj Astronómico de Praga es el reloj medieval más famoso del mundo. Fue construido en 1410 por el maestro relojero Hanus y perfeccionado por Jan Taborsky en el siglo XVI. La leyenda dice que para que Hanus no repitiera su obra, los concejales le dejaron ciego. El reloj se compone de tres partes:

El calendario de Josef Mánes:  La esfera inferior de la Torre del Reloj representa los meses del año mediante pinturas realizadas por Mánes. También se pueden apreciar los signos del zodiaco y, en el centro, el Escudo de Armas de la Ciudad Vieja. El calendario tiene cuatro pequeñas esculturas: Un filósofo, un ángel, un astrónomo y un orador.

El Reloj Astronómico: La esfera superior de la Torre del Reloj es el Reloj Astronómico propiamente dicho. Su función no era dar la hora, sino representar las órbitas del Sol y de la Luna.

Las figuras animadas: El principal atractivo del reloj es el desfile de los doce apóstoles que se produce cada vez que el reloj marca las horas. Este desfile se produce en las ventanas superiores del Reloj Astronómico. Además de los apóstoles encontraréis cuatro figuras adicionales: el Turco, la Avaricia, la Vanidad y la Muerte, un esqueleto que tirando de la cuerda marca el inicio del desfile.

    

 

Monumento a Jas Hus: Un impresionante conjunto escultórico domina el centro de la Plaza de la Ciudad Vieja, recordando al más importante reformista checo, Jan Hus, quien murió en la hoguera en 1415 condenado por herejía. El diseño estuvo a acargo de Ladislav Saloun. La primera piedra fue despositada en 1903 y la inauguración no oficial tuvo lugar el 6 de julio de 1915, en coincidencia con los 500 años de su muerte. Todo festejo fue prohibido por las autoridades, temerosas por el avance del nacionalismo checo (cabe recordar que Checoslovaquia como nación aún no existía y formó parte del Imperio Austro-húngaro hasta 1918). Al no haber acto oficial, ese día los praguenses cubrieron el monumento con flores.
En el conjunto se ve a Jan Hus de pie, mirando hacia la Iglesia Nuestra Señora de Tyn, que fuera la principal iglesia husita entre 1419 y 1421. Las figuras que lo rodean son guerreros husitas por un lado, y por el otro, figuras postradas, representando al pueblo checo obligado a dejar el país en 1620, luego de que los católicos derrotaran a los protestantes en la Batalla de la Montaña Blanca.

    

La Casa U Munity: Arriba en la foto derecha. Situada justo al lado del Ayuntamiento, en la Plaza de la Ciudad Vieja, la Casa U Minuty nunca pasa desapercibida. Diferente a las demás residencias que rodean la histórica plaza de Praga, destaca especialmente por su fachada oscura en la que resaltan bellos esgrafiados. Aunque construida a fines del siglo XV, las sucesivas reformas la convirtieron en un típico ejemplo de la arquitectura burguesa del renacimiento. El escritor Frans Kafka vivió aquí durante su infancia, entre los años 1889 y 1896, y aquí nacieron sus tres hermanas: Elli, Valli y Ottla. Después la casa fue adquirida por el Ayuntamiento y conectada a los demás edificios que ya formaban parte del complejo.

Adosada a la parte gótica hay otra parte, heterogénea (son varias casas) que se añadió en el curso del tiempo a las dependencias municipales. Es básicamente de aire renacentista y se halla en buen estado, tras las restauraciones pertinentes, porque la zona quedó muy dañada en la II Guerra Mundial.

             

Paseamos  por las bellas y estrechas calles de esta ciudad Vieja.

 

 

 

 

Teatro de los Estamentos: El teatro magnífico del año 1783 fue construido en el estilo clasicista y se ha mantenido hasta hoy en el estado casi original. Con su historia está inseparablemente unido el talento músico de Wolfgang Amadeus Mozart – sobre todo el estreno mundial de su ópera Don Giovanni que sigue incluida en su repertorio. Teatro de los Estamentos forma parte institucional del Teatro Nacional, en su escena actúan compañías de drama, ópera y ballet.

 

 

 

  

El Ayuntamiento Nuevo: Construido en 1911 por Osvald Polívka, el nuevo edificio reemplazaría en sus funciones administrativas al histórico Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, que en adelante sería reservado sólo para ceremonias especiales. Sombrío y simétrico, fue construido en el llamado estilo Secesión y adornado con estatuas alegóricas. En las esquinas, a ambos lados de la fachada, fueron colocadas dos estatuas, obras de Ladislav Saloun. Una representa al Hombre de Hierro, que según las leyendas sería un fantasma condenado a deambular por la Ciudad Vieja por haber matado a su amante. La segunda representa al Rabino Loew que encuentra la muerte, haciendo alusión a otra leyenda, que cuenta que el rabino utilizaba sus poderes mágicos para prolongar su vida. La muerte lo habría vencido escondiéndose en una rosa que le diera una joven muchacha, y esto inspiró a Saloun para realizar la obra

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 Una dorada estatua art-nouveau de la princesa Libussa, legendaria fundadora de Praga, destaca en el balcón de esta bonita casa en la calle Karlova número 22

 

Hotel U Zlaté Studny. "La Casa de los Pozos de oro" (Karlova 3): Idealmente ubicado, justo donde se encuentran la calle Karlova y Seminarská, este hotel familiar instalado en un edificio histórico protegido del siglo XVI tiene una bella fachada decorada con santos de la Bohemia. Se trata de un pequeño hotel de 4 estrellas, totalmente restaurado pero que aún conserva en algunas habitaciones los techos de madera pintados a mano. En el sótano gótico hay un restaurante.

 

Por esta calle Karlova se llega a la Torre de la puerta del  puente de Carlos IV

  

Al terminar la calle Karlova se llega a la Plaza de los Caballeros de la Cruz. Se trata de una pequeña plaza, una de la más pequeñas de la ciudad, justo delante de la torre del puente Carlos, pero a pesar de su tamaño es una de las más frecuentadas por los turistas. En el centro de la plaza destaca una estatua neo-gótica del emperador Carlos IV realizada en 1848 conmemorando el 500º aniversario de la creación de la Universidad Carlos. El rey fue representado apoyándose en su espada mientras en la otra mano sostiene la carta de creación. Diseñada por Arnost J. Hähnel, la estatua mide 4 metros y se eleva sobre un pedestal de la misma altura, adornado con alegorías de cuatro facultades de la universidad: leyes, teología, medicina y filosofía.

La Torre del Puente de la Ciudad Vieja : es reconocida como una de las construcciones góticas más bonitas. Diseñada por Petr Parler como ornamento para el flamante Puente Carlos, cuyo diseño también le pertenecía.La torre fue seriamente dañada cuando los suecos en 1648 ocuparon la orilla oeste del Moldava e intentaron avanzar sobre la Ciudad Vieja, librando la batalla más importante sobre el puente. Los mayores daños fueron producidos en la cara que da al río, por lo que las esculturas de Petr Parler que dan sobre la Plaza de los Caballeros de la Cruz, en la Ciudad Vieja, sobrevivieron al ataque y pudieron ser restauradas.
Estas tres esculturas, situadas justo encima de la puerta sobre una serie de escudos, representan a San Vito, el santo protector del puente, en el centro; a la izquierda, la figura del rey Carlos IV, quien ordenó la construcción del puente, y a la derecha, la de San Wenceslao, el antiguo rey de la dinastía fundadora de Praga, lo cual pone en evidencia el orgullo que el emperador manifestaba de pertenecer a la legendaria familia premyslita. En la composición también se incluyeron los dos escudos de la Corona de Bohemia. Más arriba hay otras dos estatuas de santos patronos del país, San Adalberto y San Segismundo. La torre tiene 47 metros de altura y está abierta al público. Vale la pena subir los 138 escalones y llegarse al primer piso, donde hay una gran sala mirador con un precioso techo abovedado que ofrece magníficas vistas del Castillo de Praga y el
Barrio Pequeño al otro lado del río, así como del Puente Carlos mismo. También hay un mirador en el tejado, en el que sobresale el pináculo en forma de cuña.

El famoso Puente Carlos IV de Praga es indiscutidamente una de las principales atracciones de la ciudad. Está claro que es imposible pasarse de él, puesto que une el Barrio Pequeño y la Ciudad Vieja, los dos barrios históricos en las márgenes del Moldava. Pero aunque no fuera así, este precioso puente es definitivamente un imperdible de visita en la ciudad, con su decoración barroca y sus torres que lo hacen tan especial.

Mucho más que una joya histórica, las leyendas dicen que sus estatuas conviertan los deseos en realidad; los mitos acerca de su construcción y el halo de misterio que lo envuelven como la bruma en invierno contribuyen a acrecentar la atmósfera mágica que con justicia caracteriza a Praga.

El río Moldava no fue siempre tan calmo como puede parecer en la actualidad; su furia combinada con las fuertes lluvias muchas veces ocasionaron inundaciones y arrastraron puentes débiles. En el lugar donde se encuentra el Puente Carlos originariamente había un puente de madera que fue destruido en el siglo XI. En 1172, el rey Wenceslao I ordenó la construcción del primer puente de piedra conectando ambas orillas del Moldava, al que dio por nombre Judith, como su esposa. En la época, sólo había otros dos puentes de piedra construidos en la Europa Central.
El puente Judith colapsó en 1342 y de las torres con que contaba se conservaron sólo dos: la torre románica del lado de Mala Strana y una segunda que fue integrada en el edificio del convento de los Caballeros de la Cruz, del lado de la Ciudad Vieja. Recién durante el reinado de Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano, un nuevo puente reemplazaría al malogrado Judith.
La tarea fue comenzada por Jan Ottl y concluida por un favorito de Carlos IV, Petr Parler (quien también trabajó en la construcción de la Capilla de San Wenceslao en la Catedral de San Vito y en la torre del puente de la Ciudad Vieja). Este nuevo puente fue concluido en 1402 y hasta 1870 fue llamado simplemente Puente de Piedra o Puente de Praga.

 

El Puente Carlos mide 516 metros de longitud y 10 metros de ancho, sostenido por 16 arcos. En sus extremos hay tres torres -dos del lado de Mala Strana y una en la Ciudad Vieja-, que antiguamente servían de protección y hoy son miradores turísticos.
El Puente Carlos debe su majestuosidad especialmente a las treinta estatuas y conjuntos escultóricos que lo flanquean y que fueron colocadas alrededor del año 1700. Las que se ven actualmente son copias de las originales, que se conservan en el Lapidarium para protegerlas del deterioro.

Durante mucho tiempo el Puente Carlos proporcionaba la única forma de cruzar el río Moldava y para su mantenimiento se cobraba peaje. Fue escenario de cruentos hechos históricos; las cabezas de 27 rebeldes, ejecutados luego de la Batalla de la Montaña Blanca en 1621, acabaron expuestas en el puente a modo de ejemplo.
A partir de 1870 pasó a llamarse oficialmente Puente Carlos y comenzó a circular la primera línea de transporte público que luego sería reemplazada por el tranvía tirado por caballos, el tranvía eléctrico y autobuses sucesivamente. Entre 1965 y 1978 se realizaron extensos trabajos de mantenimiento y se decidió prohibir el tránsito vehicular sobre el puente, reservado desde entonces para uso peatonal. Durante el día se instalan vendedores de recuerdos y artistas que intentan atraer a los turistas que por millones cada año pasan por allí.

 

        

El Puente Carlos debe su majestuosidad a la preciosa colección de esculturas de personajes religiosos, esencialmente barrocas, que a partir del año 1657 comenzaron a colocarse sobre sus pilares. Antes de esa fecha, simples cruces que eran reconstruidas después de las guerras fueron toda la ornamentación del puente.
En 1657 fue adquirida una representación de la Crucifixión de Cristo en bronce dorado realizada en 1628, siendo la escultura más antigua colocada sobre el puente. A partir de entonces se fueron agregando poco a poco otras figuras y grupos escultóricos hasta alcanzar el número de treinta y ocupar todos los pilares disponibles.

De entre todas las representaciones, algunas merecen especial atención, ya sea por la calidad del trabajo o por la historia particular del personaje representado. Es el caso de San Juan Nepomuceno, un santo muy venerado en la Bohemia; es tradición tocar la placa de bronce debajo de su estatua, que aseguran que por ello se mantiene brillante y pulida. Otro grupo escultórico muy fotografiado por los turistas es el de Nuestra Señora y San Bernardo.
Las esculturas que se ven en la actualidad son réplicas de las originales, que fueron retiradas luego de la última gran inundación y se encuentran en el Lapidarium del Museo Nacional para su preservación.

 

Fotos Nocturnas

 

 

 

 

  

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