El rincón de Jesús y Mariví

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ÁVILA CAPITAL

       La ciudad de Ávila, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es conocida por sus formidables murallas medievales que rodean el casco histórico medieval de la ciudad. Dentro de las murallas perfectamente conservadas el tiempo parece haberse detenido. Y es que el interior de Ávila conserva un rico pasado que nos llevará a conocer palacios renacentistas, edificios medievales e iglesias románicas (dentro y fuera de la muralla).

       Los orígenes de esta ciudad se remontan a la Reconquista cuando se establecieron a finales del siglo XI. Sin embargo, el apogeo de Avila llegó en el siglo XVI, cuando el espíritu místico de Santa Teresa de Jesús lo convirtió en un importante destino de peregrinación. Igualmente inspirador es el entorno natural, ya que la ciudad se encuentra en una meseta protegida por las colinas de las montañas de Sierra de Gredos.

 

Mirador de “Los cuatro postes”: Probablemente este es el mejor mirador de Ávila. Este lugar presidido por “cuatro postes” goza de una visión privilegiada sobre el recinto amurallado.

¿Y a qué responden Los Cuatro Postes?. Pues dos leyendas, que no tienen porque ser contrapuestas, han explicado su razón de ser.

Por una parte, hacia el año1157 los pobladores de la ciudad decidieron agradecer el fin de la epidemia de peste que había asolado Ávila y su Tierra realizando una romería hacia la ermita de San Leonardo. Todos quisieron acudir ya que, el que más y el que menos, había sufrido los embates de la mortal enfermedad y querían expresar su dicha por continuar con vida. Ávila quedó prácticamente desierta y los musulmanes que siempre acechaban desde sus posiciones sureñas, aprovecharon para asaltarla y robar todo aquello de valor. Después, huyeron con el botín. Al enterarse de lo ocurrido, los regidores Nuño Rabia y Gómez Acedo reúnen hombres para iniciar la persecución de los malandrines, dividiendo en dos partidas a los mismos para intentar cercar a los saqueadores. Sin embargo, la tropa que no estaba bajo su mando, retrocede hacia Ávila y se encierran en la misma. Así que, cuando después de escarmentar a los asaltantes y recuperar lo saqueado, regresan a Ávila, se encuentran con las puertas de la muralla cerradas y con los traidores ejerciendo de alcaides. Éstos exigen parte de lo incautado para liberar la ciudad. La intercesión real no se hizo esperar y el propio rey Sancho III de Castilla, acudió a mediar, entrando en Ávila y echando a los miserables de la misma. Decretó para ellos, que siempre vivieran extramuros, sin ningún privilegio. Éste habría sido el origen de los arrabales medievales. Las autoridades municipales decidieron que la romería originaria se repitiese anualmente y se construyó el monumento de Los Cuatro Postes para que estos lamentables acontecimientos quedaran en la memoria colectiva.

Otra leyenda cuenta que fue en este lugar donde los niños Teresa de Jesús y su hermano Rodrigo fueron interceptados por su tío cuando partían hacia el sur a evangelizar infieles, sin importarles morir en su intento ya que se convertirían en mártires. Y es que estaban tan fuertemente influidos por las lecturas de libros de caballería que querían vivir una aventura de esta índole. Años después, cuando Teresa es "despachada" de la ciudad por sus divergencias a la hora de entender la expresión de la religiosidad, paró en su marcha de la ciudad allí mismo y, mirando hacia Ávila mientras se quitaba las sandalias y las sacudía, dijo: "De Ávila, ni el polvo". Menos mal que, más tarde, se reconcilió con su patria chica.

 

 

Pasear por la Muralla de Ávila: La muralla puede recorrerse en todo su perímetro al exterior. Al interior, resulta más complejo ya que hay amplias zonas de la base que están integradas en recintos privados o públicos. El recorrido que permite obtener una perspectiva más completa es el que se efectúa por el adarve (parte superior), estando abierto al público unos 1.700 metros del mismo y restando por habilitar la totalidad del lienzo sur.  Nosotros recorrimos el tramo interior que recorre la muralla por arriba.

 

Entramos en la muralla por la Puerta de la Carnicería (junto al ábside de la catedral y donde está la oficina de Turismo), Las entradas incluyen el recorrido por los 1.700 metros del adarve abiertos al público, la visita al torreón del Homenaje del Alcázar de Ávila, donde se pueden ver tres audiovisuales con diferentes historias sobre la ciudad, y la Casa de las Carnicerías.

   

El perímetro de la muralla mide exactamente 2.516 metros y cuenta con 9 puertas y 87 torreones. Mide 3 metros de grosor y 12 metros de altura. No está hecha de un solo material, hay sillares de granito gris, granito naranja, hay ladrillos…

Mucha gente piensa que la Muralla de Ávila es romana, pero en realidad es de origen medieval, aunque el momento exacto de su creación no está muy claro. De hecho, los arqueólogos no se ponen de acuerdo (data del siglo XI o XII) y creen que, en realidad, es una construcción viva que, desde los tiempos de la Prehistoria, ha existido con mayor o menor entidad.

        

 

 

  

Llegamos  a la Espadaña del Carmen y termina nuestra visita de las murallas por arriba.

   

Entramos dentro del recinto amurallado por la Puerta de la Santa y nos encontramos con la Plaza de la Santa donde vemos el convento y museo de Santa Teresa.

Plaza de  la Santa

 

Convento de Santa Teresa de Jesús:  situado frente a la Puerta de la Santa. El Convento fue construido en 1636 sobre la casa natal de Santa Teresa. La iglesia tiene una fachada barroca bonita aunque relativamente sencilla, con una estatua de Santa Teresa sobre la entrada. La característica principal del interior es la habitación en la que nació Santa Teresa, convertida en una capilla barroca profusamente decorada.

   

  

Pasamos frente al Palacio de los Dávila

   

     En la Plaza de Teniente Arévalo, en el lugar en el que estuvieron las casas de Navamorcuende, están el Palacio Episcopal y la Iglesia de San Ignacio de Loyola. Sus muros evidencian su relación cronológica y estilística con el palacio del Marqués de las Navas. Se encuentra la estatua de bronce del famoso compositor musical abulense, Tomás Luis de Victoria

   

   

 

La plaza del Mercado Chico es la plaza mayor de Ávila y se encuentra situada intramuros en el corazón de la ciudad. Recibe su nombre porque aquí tenía lugar el mercado. La plaza es totalmente peatonal y está presidida por el Ayuntamiento de Ávila y en frente la iglesia de San Juan Bautista.

   

El Ayuntamiento: Presidiendo la plaza del Mercado Chico, la historia de la Casa Consistorial irá unida a este espacio público. La plaza comenzará a formarse en los albores de la Repoblación de Ávila, a finales del S.XI, fechas por las que también nace la Plaza del Mercado Grande, siendo, junto con la Plaza de San Vicente, los centros neurálgicos de la ciudad.

Se remonta el ayuntamiento a los Reyes Católicos cuando, preocupados porque el Concejo carecía de un lugar para celebrar reuniones (lo venían haciendo a la puerta de la iglesia de San Juan, también integrada en la plaza), ordenan la construcción de un consistorio. En la Edad Media la plaza estaría porticada, con pilares de ladrillo y dinteles, sustituidos en 1518 por otros de piedra.

El estado de la plaza y consistorio es ruinoso a mediados del S.XVIII, hecho que obligará al Concejo a iniciar un proyecto para mejorar su aspecto y conformar una plaza regular con soportales.

Entre 1839 y 1845 se construye el actual edificio del consistorio, que será modificado y ampliado entre 1862 y 1868. De estilo Isabelino y ejecutada en sillería de granito, la fachada, con una composición geométrica, se divide en tres cuerpos horizontales: soportales con pillares de sillería de base cuadrangular donde apoyan los arcos de medio punto; cuerpo intermedio, dividido en tres calles verticales, en cada una de las cuales se abre una puerta a una balconada; cuerpo superior coronado en torres laterales gemelas.

  

   

Esta calle une la Plaza del Mercado Chico con la Plaza de la Catedral

Edificio correos en la Plaza de la Catedral

 

El palacio del Rey Niño o Palacio Episcopal se construyó en el siglo XII como parte de las defensas de la muralla de Ávila (España), ya que la defensa de cada puerta de la muralla estaba encomendada a un palacio.  El dueño del palacio, el obispo, tenía que defender la puerta de la catedral. El palacio estaba adosado al tramo de muralla que discurre entre dos puertas, la anterior y la puerta de San Vicente.  Se conoce al palacio como del Rey Niño porque las crónicas de la época cuentan que en él estuvo instalado el futuro rey Alfonso XI, bajo la tutela del obispo Don Sancho, cuando le trasladaron a Ávila para protegerle hasta que se nombrase un tutor regente.  El 1775 el palacio pasó a manos del Estado cuando se suprimió la Compañía de Jesús. En ese momento albergó las escuelas públicas. A lo largo del tiempo se fue dividiendo y en él se establecieron diversos organismos públicos: actualmente alberga el edificio de Correos y la Biblioteca Pública del Estado (Ávila)

  

Otra de las visitas imprescindibles en Ávila es su catedral. La catedral de Ávila es pionera en muchos aspectos. Es la primera que introdujo el estilo gótico en su construcción, siendo la catedral gótica más antigua de España.  También es la primera catedral española en formar parte del listado del Patrimonio de la Humanidad. Además, la catedral está integrada en la muralla de la ciudad lo que la convierte en un edificio único. De hecho, su robusta estructura exterior se asemeja a una fortaleza. La construcción de la catedral se inició a finales del siglo XI en estilo románico, pero el edificio no se terminó hasta el siglo XIV predominando el estilo gótico.

       

La Puerta Occidental no es el pórtico original. Se conforma mediante una superposición de estilos, quedando abajo el acceso ligado al tardogótico, coronado por un remate del siglo XVIII, obra del arquitecto Ceferino Enríquez de la Serna.  La portada consta de un arco de medio punto decorado con medallones y motivos florales. Sobre él se dispone un pequeño tímpano en el que aparece una escena del Martirio de San Segundo, espacio acogido por una sucesión de arquivoltas apuntadas que descansan sobre finas columnillas. En las jambas encontramos la presencia de Gog y Magog, dos bestias labradas en granito que custodian y protegen la entrada del templo recordando al visitante que entra en un lugar sagrado.

   

El retablo mayor es una obra significativa de comienzos del siglo XVI. Se consideran de Pedro Berruguete, que contrata su realización en 1499, las trazas generales y la predela, donde se representan los Cuatro doctores de la Iglesia y los Evangelistas distribuidos de izquierda a derecha de la siguiente manera: Gregorio, Jerónimo, Lucas, Juan, Mateo, Marcos, Ambrosio y Agustín.

  

La Pila Bautismal y La Capilla de la Virgen de la Piedad: La capilla fue fundada por el arcediano de Arévalo, Don Rodrigo Dávila, a mediados del siglo XVI en estilo renacentista, por tanto, posterior a la terminación de las obras de la catedral. Es también conocida como Capilla de la Blanca al estar presidida por una escultura en mármol blanco de Carrara, obra de Juan Bautista Vázquez "el Viejo", de 1560, copia de la magnífica Piedad de Miguel Ángel, aunque con rasgos distintivos del renacimiento español, menos apegado a los ideales de belleza y las proporciones clásicas. En esta capilla se venera también la imagen de la Virgen de la Caridad, a quien, según la leyenda, Santa Teresa de Jesús se encomendó de niña tras la muerte de su madre. Es una talla de vestir del siglo XV, que procede de la destruida iglesia de San Lázaro, situada a la orilla del rio Adaja. En esta capilla se custodia desde el año 2011 una reliquia donada por la Santa Sede, un pedazo de la sotana que el beato Juan Pablo II llevaba el día que sufrió el atentado de 1981. Junto a la capilla, en un espacio abierto en el muro que separa el atrio del resto de la nave, y desde donde parte la escalera de subida a la torre, se encuentra la pila bautismal de alabastro, obra del escultor Vasco de la Zarza. Este espacio está cerrado por una reja plateresca atribuida al gran maestro Juan Francés

Trascoro. Obra de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo. Encargado en 1531, suponen unos bajorrelieves platerescos, con escenas bíblicas, de gran calidad artística.Dividido en tres calles mediante pilastras de candelieri, cuenta con las escenas de la Presentación en el Templo, la Epifanía y la Matanza de los Inocentes.

      

 

El coro cuenta con una magnífica sillería según trazas de Cornelius de Holanda y en ella también participaron Juan Rodríguez, Lucas Giraldo y Vasco de la Zarza. Realizada en nogal tomando como modelo la sillería del coro bajo de la iglesia de San Benito de Valladolid, presenta dos órdenes de asientos, con los respaldos de la primera fila con escenas de Vidas de santos y una cornisa de taracea y los de la segunda con los Apóstoles y decoración de grutescos.

 

Girola. Sobresale el sepulcro de El Tostado, de Vasco de la zarza (primer tercio del S.XVI), obra esencial del renacimiento español.

   

   

Foto de la derecha Capilla de San Nicolás: Empotrada en el muro del ábside, está presidida por un hermoso retablo renacentista, cuya tabla central muestra al Santo de Bari. Destaca de esta capilla el sepulcro situado a la derecha de la pintura, donde descansan los restos del obispo don Hernando, muerto en el año 1292. En él aparece una sugestiva representación escultórica de la subida del alma del difunto a los Cielos, ayudado por ángeles.

  

   

Capilla de San Pedro: El espacio reservado para esta capilla no es el original, pues se planteó a los pies del templo, siendo su fundador el arcediano Nuño González del Águila. Su actual emplazamiento es el crucero norte, un espacio presidido por un tríptico dedicado a San Pedro y atribuido al pintor salmantino Fernando Gallego, del siglo XV. En la tabla central aparece el Santo Apóstol en la cátedra, una escena de gran colorido y riqueza por el pan de oro de la capa pluvial y el nimbo. Las tablas laterales, en las que se profundiza más en la representación del paisaje, muestran el martirio de San Pablo en presencia de San Pedro y la aparición de Cristo a San Pedro cuando huía de su encarcelamiento en Roma. Las tablas están acogidas por un marco dorado de decoración flamígera. 

  

 

Palacio de los Verdugo: Orientado al norte, se ubica en la calle Lope Núñez, vía que se adentra en la ciudad intramuros desde la Puerta de San Vicente. Iniciativa de Suero del Águila, se construye en el primer tercio del S.XVI, caracterizándose por su austeridad y lo rotundo de sus volúmenes. Construida en sillería de granito, la larga fachada, flanqueada por dos torres apenas sobresalientes que indicarían su carácter defensivo, es plateresca, con portada adintelada y escudos nobiliarios enmarcados en alfiz de bolas; sobre ella se abre la ventana principal, con decoración de grutescos.

  

   

De gran interés es el patio central inacabado, con arcadas con decoración floral y escudos de diferentes linajes abulenses, y el artesonado de la escalera. Declarado Monumento Nacional en 1976, actualmente alberga la Sede de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, el Archivo Municipal y la Concejalía de Patrimonio y Turismo.

 

 

La Puerta de San Vicente es una monumental puerta, dotada de unos potentísimos torreones que flanquean el acceso. Un verraco “in situ” y uno desplazado permiten considerar que pudo tener este tipo de esculturas a ambos flancos. Después se alzaron dos torres mayores cuadrangulares que, más tarde, fueron forradas por el actual cubo semicircular.

Fuera de las murallas de la ciudad, más allá de la Puerta de San Vicente, la Basílica de San Vicente es la iglesia más importante de Ávila después de la catedral. La iglesia románica se encuentra en el lugar donde se cree que San Vicente fue martirizado en el año 300 DC. Gran parte de la iglesia fue construida a principios del siglo XII, incluyendo parte de la nave, los ábsides y los transeptos; el resto del edificio se completó en el siglo XIV. La puerta sur data del siglo XII y presenta excepcionales relieves románicos que representan la historia de la Anunciación.

 

  

La iglesia de San Vicente de Ávila es un templo de planta basilical de notables dimensiones que alcanzan los 66 metros de longitud total por 44 de anchura de sus tres naves y 41 de longitud de la nave crucero. Está dedicado a los santos Vicente, Sabina y Cristeta, mártires de principio del siglo 4. Hacia 306 Daciano gobernador de Hispania bajo el mandato de Diocleciano ordenó apresar y torturar a estos tres hermanos por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Tras torturarlos, acabó con sus vidas por el brutal procedimiento del aplastamiento de sus cráneos, descrito con detalle en los bajorrelieves del magnífico cenotafio románico que se guarda en el transepto del templo. El templo se inició hacia 1130 con posterioridad a la edificación de la muralla. Se ubica a poca distancia de su ángulo nordeste y próximo a la puerta de su mismo nombre. En el año 1062 las reliquias de los santos fueron trasladadas a San Pedro de Arlanza por temor a las incursiones islámicas. regresaron en 1175 a la conclusión de templo y cenotafio. Un nuevo traslado se produjo en 1835, a Covarrubias primero y a la catedral de Burgos después. De allí regresaron sus urnas al altar mayor del templo, donde permanecen.

La portada occidental. O lo que es lo mismo, su entrada principal. Mucha gente la compara con el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela. Y la verdad es que nos recuerda bastante al mismo, con la figura de Cristo en el medio acompañado de un apostolado.

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Preciosa galería porticada, que se adosó en el siglo XV, y que ha sido punto de encuentro durante siglos para muchos abulenses.

  

Una vez dentro sorprende la magnitud del templo, construido en  cruz latina con tres naves de seis tramos y un brazo de crucero. La altura de la basílica es impresionante. Y en ella se encuentra, además, otro de sus tesoros: su cenotafio.

 

En el transepto del templo ladeado hacia el arranque del brazo sur hallamos el cenotafio de los santos mártires Vicente, Sabina y Cristeta. Se halla protegido por un baldaquino del siglo XV alzado sobre cuatro columnas y con san Miguel en altura. Luce los escudos de Castilla y León, del Papa, de la catedral y del obispo Martín de Vilches. El cenotafio propiamente dicho tiene forma de nave de templo basilical, con tejado a dos aguas en la zona alta central y otros dos a un solo agua en las laterales, todos decorados con escamas imitando verdaderas cubiertas constructivas. Se atribuye su autoría, al igual que la de la escultura del pórtico occidental al maestro Fruchel, probablemente borgoñón. Es una obra maestra y sin parangón en la escultura románica funeraria de nuestro país. Su cronología se estima hacia finales del XII. Una capa de pintura blanquecina que cubría la policromía del siglo XVIII ha sido retirada a finales de 2007 dejando vista la policromía añadida sobre la original en el momento en que se añadió el baldaquino.

  

En la cara posterior del cenotafio hallamos una imagen de Cristo Pantocrator flanqueado por dos de los tetramorfos: san Juan y san Lucas. Por debajo doble vano trilobulado y entre ambos la rosa juradera. Detalle al león de san Marcos. Luego detalle de Cristo en Majestad  y a continuación el toro de san Lucas.

  

 

     En el lateral del transepto sur podemos ver tres imágenes de los hermanos mártires. Su acabado corresponde al XV pero catas realizadas en las rodillas de las imágenes han mostrado que dicho acabado se realizó "envolviendo" con materiales nuevos a esculturas románicas.

 

 

Bajo la cabecera del templo se halla la cripta repitiendo el perfil en planta de los ábsides a los que da soporte. Se accede a la misma por escalera situada en la zona anterior de la nave norte. En el ábside central de la cripta encontramos la talla románica de la patrona de Ávila: "Nuestra Señora de la Soterraña"  en descriptiva forma de nombrar a la cripta como subterráneo.

 

   

La puerta del Alcázar, también llamada puerta del Mercado Grande, es una de las nueve puertas de las murallas de Ávila (España), se encuentra en la plaza de Santa Teresa al lado opuesto a la iglesia de San Pedro, de estilo románico es el elemento arquitectónico más singular de la muralla.

    

 

Saliendo del recinto amurallado por la Puerta del Alcázar pudimos visitar la Plaza de Santa Teresa de Jesús, también conocida como Plaza del Mercado Grande ya que tradicionalmente se celebrada el mayor mercado de la ciudad en dicho lugar.

En esta misma plaza se sitúa la iglesia de San Pedro, un bello templo románico del siglo XII.

 

Iglesia de San Pedro: Presidiendo la plaza del Mercado Grande, se proyecta a semejanza de la basílica de San Vicente. En su atrio los monarcas juraron respetar los fueros de Castilla, lo que denota la importancia de esta iglesia en el período de mayor relevancia política de la ciudad. Tiene planta de cruz latina, con nave central de mayores dimensiones que las laterales. Iniciada en el segundo cuarto del S.XII y concluida ya en el S.XIII, tras un periodo en el que las obras estuvieron paralizadas, en la arquitectura y en la decoración se observa una interesante evolución, fruto de esta dilatada construcción. La fachada principal se articula en dos cuerpos: el superior, dominado por un gran rosetón, y el inferior, que alberga una portada en la que el vano de entrada es magnificado por seis arquivoltas sin decoración. Similar, pero de menores dimensiones, es la portada meridional. El acceso norte es el más elaborado, moldurado con cinco arquivoltas, dos ornamentadas con las típicas rosetas de Ávila.

Por detrás de la Puerta del Alcázar se encuentra esta plaza de Adolfo Suarez,  donde vemos este edificio, el cerdo y la estatua de Adolfo Suarez

    

El Monasterio de la Encarnación se funda en 1478 en el interior de la ciudad amurallada, siendo a principios del S.XVI cuando el convento carmelita se traslada a las afueras de la ciudad, construyéndose el monasterio sobre unos terrenos adquiridos al Cabildo y que, anteriormente, había sido el cementerio judío. El 4 de abril de 1515, día en que la Santa fue bautizada, se inaugura, aún sin concluir, el monasterio, configurado con cuatro naves que cierran un patio central, con claustro de dos plantas. A finales del S.XVI, la celda que ocupó Teresa de Jesús se destina a oratorio, ideándose construir una capilla, la cual no quedará inaugurada hasta 1717. La configuración actual de la capilla de la Transverberación es a base de cuatro arcos torales y cúpula de media naranja.

En el XVIII se transformó el interior de la primitiva iglesia dentro de una estética barroca. La planta es de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula con pechinas y linterna. Altares y retablos pertenecen también al gusto barroco. En la fachada meridional del monasterio destaca la gran espadaña, obra de 1715. Este Monasterio es uno de los lugares esenciales de la vida de Teresa de Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574. Cuando Teresa de Cepeda, sin permiso paterno, ingresa en la Orden del Carmen, el monasterio era uno de los más poblados de la ciudad. Contaba con un número muy elevado de bienes, y al igual que en otros muchos, la vida de convento no era rigurosa, existiendo diferencias sociales muy acusadas entre las monjas. En La Encarnación recibe los consejos de Francisco de Borja, de Juan de la Cruz y de Pedro de Alcántara, y desde aquí se preparará la Reforma del Carmelo

 

    

  

Comenzamos la visita en una sala habilitada como recibidor. La estancia se encuentra repleta de los muebles y enseres que las religiosas aportaban como dote cuando accedían al monasterio. Es llamativo el ‘arca de las tres llaves’. Se trata de un enorme arcón con tres cerrojos en el que se conservaban los documentos más importantes en cada momento. Las tres llaves, por cierto, también se conservan junto a él, así como muchos de esos papeles, expuestos en otra de las salas de este increíble museo teresiano.

 

Nos mostraron cómo eran las celdas de las monjas de la época de Teresa. Antes, eso sí, de la reforma emprendida por La Santa. Se trataban de estancias organizadas como un pequeño apartamento: con cocina de leña, sala de estar y dormitorio. Esta celda cuenta también con una completa colección de instrumentos musicales de la época, todo un lujo para los amantes de la música.

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Después de subir unos cuantos escalones se accede a la sala de las reliquias, que conecta con la celda que Teresa habitó durante sus años como Priora. Una reliquia de su brazo, el leño que usaba como almohada, su crucifijo, su toca, la silla en la que se sentaba San Juan de la Cruz cuando la confesaba, algunos texto manuscritos… Éstas son sólo algunas de las muchas joyas que podréis encontrar en este pequeño museo, desde el que se ve, como os decía, la celda de La Santa, tal y como la habitó ella. Incluso se ve la rueca que empleaba.

   

  

Son tres los locutorios que se visitan. En uno de ellos, Santa Teresa recibía al otro gran místico abulense, San Juan de la Cruz. Y en otro, Santa Teresa visitaba a su amiga Juana cuando ésta era ya monja en La Encarnación. Unas ventanas enrejadas separaban entonces a religiosas y laicos en el convento de La Encarnación.

Visitamos la iglesia de la Encarnación. El interior de la iglesia es barroco, como se ha señalado; tiene planta de cruz latina con una sola nave que se cubre con bóveda de medio cañón y el transepto con cúpula sobre pechinas, al exterior cerrada con cimborrio y linterna cuadrados. Se decora con pilastras y yeserías dieciochescas.

     El monasterio de Santo Tomás se encuentra fuera de las murallas de la ciudad en un entorno tranquilo. Fue fundado en 1483 gracias a una dotación de los Reyes Católicos quienes también usaron el monasterio como un palacio de verano. La fachada de la iglesia tiene un aspecto austero, y su interior es sombrío, a excepción del altar mayor y el coro con puestos ricamente tallados. A destacar el retablo del altar mayor realizado por Pedro de Berruguete, que ilustra escenas de la vida de Santo Tomás de Aquino. Mención aparte merecen los tres claustros: Claustro del Noviciado, Claustro del Silencio y el  Claustro de los Reyes (Claustro Real).

 

       

DClaustro del Noviciado: De estilo toscano y 20 arcadas, está marcado por su sobriedad, con ausencia absoluta de ornamentación.

Claustro Del Silencio o de los Difuntos:  Se le denomina así porque era allí donde eran enterrados los frailes dominicos del monasterio. Si es bonito a ras de suelo, lo es aún más cuando se disfruta desde la balconada del primer piso, adonde la visita permite subir. Desde allí podréis ‘tocar con las manos’ el estilo artístico por excelencia de la ciudad: el perlado abulense. En este claustro también hay un pozo aunque éste sí que está en el centro, como suele ser habitual en estas construcciones.

 

La Iglesia: Allí, además de contemplar el sepulcro del Infante Don Juan , asombra  por su peculiar altar. Éste se encuentra elevado sobre la planta de la iglesia. Súper curioso. Y os quedaréis con la boca abierta contemplando el impresionante retablo, obra de Pedro Berruguete.

  

El Coro:  Es enorme (tiene 45 bancos), su madera de nogal está perfectamente conservada. Y en él se aprecia muy bien las dos sillas que utilizaban los Reyes Católicos durante las celebraciones religiosas. Son las que están más cerca del altar.

 

El Monasterio de Santo Tomás fue elegido por los Reyes Católicos como residencia de verano en un primer momento. Y, más adelante, como lugar de descanso eterno para su único hijo varón, el infante Don Juan. De ahí que sea el ‘Real’ Monasterio de Santo Tomás. Inmenso sepulcro del Infante, labrado en mármol, y en el que aparece vestido de guerrero.

  

Claustro de los Reyes: Distribuyendo las estancias del palacio real, dispone de 40 arcos en la planta inferior y 56 en la superior, decorados con el prototípico perlado abulense.

    

Comiendo en el restaurante con vistas a la murallas

Video del recorrido por esta ciudad

 

Fotos Nocturnas

         

 

  

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